El presidente Donald Trump anunció un alto el fuego «completo y total» entre Israel e Irán tras 12 días de conflicto, luego de una operación militar estadounidense denominada «Martillo de Medianoche» que incluyó el lanzamiento de 14 bombas GBU-57 «Penetrador de Artillería Masiva» sobre instalaciones nucleares iraníes, además de misiles Tomahawk desde submarinos. Trump destacó que Irán detendría primero las hostilidades, seguido por Israel 12 horas después, y expresó su esperanza de que la tregua durara «eternamente».
Sin embargo, el alto el fuego no fue confirmado formalmente por ninguna de las partes, y se reportaron ataques posteriores, incluyendo un lanzamiento de misiles iraníes que causó muertes en el sur de Israel, lo que puso en duda la estabilidad inmediata de la tregua. El ministro de Exteriores iraní negó la existencia de un acuerdo formal, aunque señaló que Irán cesaría fuego si Israel hacía lo mismo.
La operación militar estadounidense y los bombardeos israelíes han destruido gran parte del programa nuclear iraní, retrasando su capacidad para fabricar armas nucleares, aunque persisten dudas sobre la posibilidad de que Irán retome su programa en secreto. Trump advirtió que Irán «nunca reconstruirá su programa nuclear» y enfatizó que Estados Unidos seguirá siendo un actor clave para garantizar la seguridad en Oriente Medio.
En resumen, el alto el fuego anunciado por Trump representa un paso importante para contener la guerra entre Israel e Irán, pero la falta de confirmación oficial y los ataques posteriores muestran que la situación sigue siendo frágil y que el futuro de la estabilidad regional dependerá de negociaciones y acciones diplomáticas posteriores.