El Mercosur anunció el cierre de un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, durante la cumbre de jefes de Estado que se celebró en Buenos Aires. Este pacto, que aún debe ser ratificado por los parlamentos de los países involucrados, abrirá un mercado de aproximadamente 300 millones de consumidores y un área económica valorada en más de 4.3 billones de dólares.
El acuerdo contempla la eliminación o reducción gradual de aranceles sobre más del 95% de los productos que actualmente exportan las empresas de la EFTA a los países del Mercosur durante un período de 15 años. Esto incluye productos industriales, pescado y otros marinos, así como productos agrícolas y carne sudamericana, que quedarán libres de impuestos en los países europeos firmantes.
Este avance se produce en un contexto global marcado por la guerra tarifaria impulsada por el expresidente estadounidense Donald Trump, lo que ha incentivado a los bloques comerciales a fortalecer el multilateralismo y diversificar sus relaciones económicas. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva destacó la importancia de que “todos ganen porque todos ceden” en las negociaciones, mientras que Argentina, bajo la presidencia pro tempore del Mercosur, impulsa la flexibilización de reglas internas para preservar la alianza.
Además, este acuerdo con la EFTA da un impulso político y comercial a las negociaciones pendientes con la Unión Europea, cuyo tratado de libre comercio lleva décadas en gestación y creará la mayor zona de libre comercio del mundo una vez ratificado. Sin embargo, ese pacto enfrenta resistencia de países europeos como Francia, que teme impactos negativos en su sector agrícola.
En resumen, el nuevo acuerdo con la EFTA representa un paso estratégico para el Mercosur, ampliando el acceso a mercados europeos y fortaleciendo la integración regional en un momento de incertidumbre comercial global.