El viernes 4 de julio de 2025, Rusia lanzó un ataque aéreo masivo contra Kiev y otras zonas de Ucrania, utilizando un total de 550 drones y misiles, en lo que se considera el mayor bombardeo desde el inicio de la guerra en febrero de 2022. La ofensiva comenzó alrededor de las 21:30 horas del jueves y se prolongó durante toda la noche, afectando gravemente a la capital ucraniana.
En Kiev, el ataque incluyó el lanzamiento de nueve misiles y 63 drones, que impactaron en al menos ocho zonas urbanas diferentes y causaron daños en viviendas, centros educativos, comercios, un centro médico y la infraestructura ferroviaria, generando retrasos en el transporte. La calidad del aire se vio afectada por incendios y humo, por lo que las autoridades recomendaron mantener las ventanas cerradas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, reportó al menos 23 personas heridas, de las cuales 14 fueron hospitalizadas. Entre los heridos hay hombres y mujeres con politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes. Las defensas aéreas ucranianas lograron interceptar 478 de los ataques, incluyendo drones y misiles de crucero, aunque varios lograron impactar causando daños significativos.
Este ataque se produjo pocas horas después de una llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, VladÃmir Putin. Trump declaró que no hubo avances en la conversación para detener la guerra, mientras que Putin reafirmó que Rusia no renunciará a sus objetivos en Ucrania. El presidente ucraniano, VolodÃmir Zelenski, calificó el ataque como «deliberadamente masivo y cÃnico» y afirmó que Rusia no tiene intención de poner fin al conflicto.
Los residentes de Kiev han experimentado un aumento en la intensidad y frecuencia de los ataques con drones, lo que ha generado un clima de tensión constante y la necesidad de refugiarse en estaciones de metro y otros lugares seguros. Las autoridades advirtieron sobre el peligro de manipular restos de drones, que podrÃan contener cargas explosivas activas.