Australia ha dado inicio al ejercicio militar más grande de su historia, denominado Talisman Sabre 2025, con la participación de más de 35.000 efectivos militares de 19 países aliados, incluyendo a Estados Unidos, en una demostración masiva de fuerza y cooperación internacional en la región del Indo-Pacífico.
Este ejercicio, que se celebra desde 2005 y se ha convertido en un evento bianual clave, busca fortalecer la interoperabilidad y preparación conjunta de las fuerzas militares involucradas, además de enviar un mensaje estratégico en un contexto regional cada vez más tenso.
La realización de este ejercicio ocurre en un momento de creciente tensión con China, que ha incrementado sus actividades militares cerca de las costas australianas. En particular, Australia ha denunciado la presencia de barcos espías y la realización de ejercicios con fuego real por parte de la marina china en aguas internacionales frente a su costa este, lo que ha generado preocupación y una respuesta diplomática firme por parte del gobierno australiano.
El primer ministro Anthony Albanese y la ministra de Relaciones Exteriores Penny Wong han expresado su inquietud por estas maniobras chinas, que incluyen la navegación de una fragata, un crucero y un buque de reabastecimiento, así como incidentes recientes como el lanzamiento de bengalas por un avión de combate chino contra una patrulla aérea australiana en el Mar de China Meridional.
En paralelo, el jefe de las Fuerzas de Defensa australianas, almirante David Johnston, ha hecho un llamado explícito a prepararse para un posible conflicto, subrayando la necesidad de aumentar el gasto militar y la militarización del norte del país, que se está convirtiendo en una base estratégica para operaciones en toda la región Indo-Pacífico. Esto incluye la adquisición de submarinos nucleares, la presencia rotativa de marines estadounidenses y la expansión de bases y capacidades de vigilancia satelital.
En este contexto, el ejercicio Talisman Sabre 2025 no solo representa un despliegue militar sin precedentes para Australia, sino también una respuesta directa a la creciente presión y actividad militar china en la región, evidenciando la importancia estratégica que Canberra otorga a sus alianzas internacionales para garantizar la seguridad regional y nacional.