El lunes 21 de julio de 2025, la Asamblea Nacional de Panamá fue escenario de un serio episodio de violencia política cuando el diputado independiente Betserai Richards, del grupo legislativo Seguimos, denunció haber sido agredido físicamente y amenazado por su colega Jairo “Bolota” Salazar, miembro del Partido Revolucionario Democrático (PRD). El altercado ocurrió en el salón Thelma King del hemiciclo legislativo. Según Richards, Salazar lo abordó de manera sorpresiva, propinándole varios puñetazos mientras profería amenazas de muerte y de persecución personal, extendiendo la amenaza a otros miembros del grupo Seguimos y a quienes denuncien actos de corrupción en la Asamblea.
Richards presentó heridas físicas visibles tras el incidente y anunció que formalizaría una denuncia ante las autoridades, responsabilizando a Salazar de cualquier daño que pudiera sufrir él, su familia o sus colegas.
Contexto del Conflicto
- Origen de la disputa: El choque entre ambos diputados tiene como trasfondo los cuestionamientos públicos de la bancada Seguimos sobre el manejo de fondos estatales, en particular más de $14 millones ligados a la llamada “descentralización paralela”, fondos que según investigaciones periodísticas estarían relacionados con Salazar, quien además de diputado es representante de la Junta Comunal de Barrio Norte, en Colón.
- Historia de conflictos: Richards relató que Salazar había advertido públicamente que atacaría a miembros de Seguimos, lo que finalmente se materializó en forma de agresión física. Esta no es la primera vez que Salazar enfrenta señalamientos de violencia: en 2020 fue acusado de agredir a la entonces diputada Kaira Harding (también del PRD), y en 2025 se registró otro incidente con el diputado Crispiano Adames.
- Posturas encontradas: La bancada Seguimos ha sido crítica constante del reparto discrecional de fondos y la opacidad en el manejo de recursos públicos, situación que ha generado tensiones con diputados de partidos tradicionales, especialmente del PRD. Se suma a esto una demanda presentada por Salazar contra la legalidad de la conformación de la bancada Seguimos.
Reacciones y Repercusiones
- Rechazo político: Diversos actores políticos incluidos diputados, líderes de partidos y la sociedad civil condenaron enérgicamente la agresión, calificándola de inadmisible y exigiendo sanciones ejemplares. El presidente de la Asamblea, Jorge Herrera, manifestó que se convocaría al Comité de Ética y que se aplicarían “sanciones conforme al reglamento”.
- Reacciones en redes sociales: La agresión generó indignación y peticiones públicas de destitución y sanción contra Salazar, señalando el incidente como una vergüenza institucional y un deterioro alarmante de la convivencia democrática en el Parlamento.
- Crisis institucional: Este episodio de violencia se suma a una crisis de confianza ciudadana en la Asamblea Nacional, marcada por denuncias de corrupción, uso discrecional de fondos y falta de consecuencias ante irregularidades. Los hechos ponen en duda la tolerancia institucional ante la violencia política y evidencian tensiones que socavan la imagen del órgano legislativo.
Conclusión
La agresión del diputado Jairo Salazar contra Betserai Richards representa un grave retroceso democrático y una señal de alarma frente al incremento de la violencia política en las instituciones panameñas. El incidente no solo exige castigo conforme a la ley y los reglamentos legislativos, sino también un debate profundo sobre el respeto, la legalidad y la convivencia en el ejercicio público.