En una demostración de fuerza y preparación, Estados Unidos ha llevado a cabo ejercicios militares con fuego real en el mar Caribe, intensificando su ofensiva contra el narcoterrorismo. Estas maniobras, ejecutadas por el Comando Sur de EE.UU., involucraron a barcos de guerra y efectivos del Cuerpo de Marines, quienes emplearon sistemas de artillería naval y defensa antiaérea en un despliegue coordinado. El objetivo, según las autoridades estadounidenses, es claro: mantener el control sobre las rutas de tráfico de estupefacientes y responder a las amenazas en la región.
El Comando Sur compartió un video en la plataforma X (antes Twitter) que muestra la magnitud de los ejercicios. En las imágenes, se observa el disparo sincronizado de cañones navales, el lanzamiento de proyectiles desde las cubiertas de los barcos, formaciones tácticas y la detonación de municiones de alto calibre sobre el mar. Un mensaje contundente acompaña las imágenes: “No se equivoquen. Lo que están haciendo ahora no es un entrenamiento. Este es un ejercicio en condiciones reales”.
Según una declaración oficial, las fuerzas de la Marina y del Cuerpo de Marines realizaron entrenamientos que incluyeron prácticas de fuego real con sistemas de armas navales. Estas acciones se enmarcan en una presencia militar reforzada en el Caribe, una zona estratégica para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.
La administración del presidente Donald Trumo, en una notificación enviada al Congreso, justificó estos despliegues argumentando que buscan combatir a los cárteles de la droga, a quienes clasifican como “grupos armados no estatales” y “organizaciones terroristas”. Según la administración, las acciones de estas organizaciones “constituyen un ataque armado contra Estados Unidos”.
La intensificación de la presencia militar estadounidense en el Caribe incluye la movilización de diez aviones F-35 en Puerto Rico, ocho buques de guerra y un submarino nuclear en la región. Este es el mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en más de 30 años.
Estas acciones se producen en un contexto de tensiones con Venezuela. Tras el sobrevuelo de dos aeronaves militares venezolanas cerca de una nave estadounidense, Trump advirtió que si aviones venezolanos volvían a acercarse a barcos de Estados Unidos, serían derribados. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, denunció la presencia de cinco aviones de combate estadounidenses cerca de la costa venezolana, calificando el vuelo como “provocación” y “amenaza contra nuestra seguridad nacional”.
El gobierno venezolano también presentó una nota oficial contra las maniobras, alegando una “flagrante violación del derecho internacional” y alertando sobre los riesgos para la aviación civil. El presidente Nicolás Maduro acusó a Estados Unidos de buscar un cambio político en Venezuela por vías indirectas, utilizando las operaciones antidrogas como pretexto para justificar el despliegue militar.
Mientras tanto, el Caribe se mantiene en un estado de alerta, con ejercicios y maniobras navales en aumento y un intercambio constante de acusaciones entre ambos gobiernos con respecto a la seguridad y la legalidad de las operaciones en la zona. La situación sigue siendo tensa y requiere una cuidadosa atención por parte de la comunidad internacional.