Panamá ha decidido extender por seis meses el permiso humanitario a un grupo de 49 migrantes deportados desde Estados Unidos, una medida que representa un alivio temporal para personas originarias de países como Somalia, Irán, Afganistán, Rusia y Etiopía. Esta prórroga, confirmada por Elías Cornejo, vocero de la organización Fe y Alegría, fue otorgada el viernes 6 de junio de 2025, y responde a la situación de vulnerabilidad y riesgo político que enfrentan los migrantes en sus países de origen.
Permiso humanitario: una medida de alivio en medio de la incertidumbre
La extensión del permiso humanitario llega tras la deportación de los migrantes bajo medidas adoptadas por la administración de Donald Trump. Según Cornejo, acceder a un tercer país desde Panamá es un proceso complejo, ya que requiere negociaciones entre gobiernos y la situación geopolítica de algunas nacionalidades dificulta aún más la reubicación. Además, muchos de los migrantes han agotado sus recursos económicos en el intento de llegar a Estados Unidos, lo que agrava su situación.
Solidaridad internacional y apoyo privado
El grupo, que inicialmente contaba con 300 migrantes y ahora se ha reducido a 49, ha subsistido gracias a la solidaridad de organizaciones privadas, la iglesia y entidades internacionales, principalmente de Canadá y España. Es importante destacar que esta operación humanitaria no ha implicado gasto público panameño, sino que ha sido sostenida por la colaboración de diferentes actores sociales y organismos internacionales.
Negociaciones y futuro incierto
Hasta el momento, el gobierno panameño no ha iniciado negociaciones formales con otros países para ofrecer alternativas migratorias al grupo. Sin embargo, existen gestiones privadas y de organizaciones internacionales que buscan abrir vías hacia naciones de América del Sur, aunque aún sin resultados concretos. Durante los próximos seis meses, los migrantes deberán buscar por sus propios medios alternativas para acceder a un tercer país seguro.
Protección de menores y unidad familiar
Entre los 49 migrantes que permanecen en Panamá, se encuentran niños que están bajo la protección de Unicef y junto a sus familias. El principio de unidad familiar y el bienestar de los menores han sido prioridades en la gestión de esta crisis humanitaria.
Conclusión
La extensión del permiso humanitario es vista como un acto de buena voluntad por parte del gobierno panameño, aunque las organizaciones que acompañan a los migrantes consideran que aún se puede hacer más para garantizar una solución definitiva. El futuro de estas personas sigue siendo incierto, pero cuentan con un margen de tiempo adicional para buscar una salida digna y segura en medio de una crisis que, como recuerda Cornejo, “ellos no eligieron”.