Geoffrey Hinton, conocido como el “padrino de la inteligencia artificial” y ganador del Premio Turing, ha lanzado una advertencia contundente sobre el futuro de la humanidad ante el avance acelerado de la IA. En una reciente entrevista en el pódcast “The Diary Of A CEO”, Hinton estimó que existe entre un 10% y un 20% de probabilidad de que la inteligencia artificial provoque la extinción humana, una valoración basada en su experiencia de más de medio siglo en el desarrollo de redes neuronales y aprendizaje profundo.
Hinton, quien trabajó durante una década en Google antes de renunciar para poder alertar libremente sobre los riesgos de la IA, sostiene que la humanidad podría haber perdido el control sobre estas tecnologías. Advierte que los sistemas de IA están alcanzando capacidades que superan a las humanas en muchos ámbitos y que los riesgos asociados ya no pueden ser ignorados.
Según el científico, los peligros de la IA se dividen en dos grandes grupos: los derivados del mal uso por parte de personas y los que surgen de la autonomía de sistemas superinteligentes. Entre las amenazas más graves que enumera Hinton se encuentran:
- Ciberataques facilitados por IA, que han crecido exponencialmente y permiten sofisticadas suplantaciones de identidad y análisis masivo de vulnerabilidades.
- Creación de virus biológicos mediante IA, accesible incluso para pequeños grupos con conocimientos básicos y motivaciones destructivas.
- Manipulación electoral y polarización social, impulsadas por algoritmos que personalizan mensajes y refuerzan cámaras de eco, erosionando la democracia y la cohesión social.
- Desarrollo de armas autónomas letales, capaces de tomar decisiones de vida o muerte sin intervención humana, lo que podría cambiar radicalmente la naturaleza de los conflictos armados.
- Desempleo masivo, ya que la automatización impulsada por IA amenaza con eliminar millones de empleos, incluso en sectores creativos y especializados, ampliando la brecha entre ricos y pobres.
Hinton subraya que la regulación actual es insuficiente, especialmente en el ámbito militar, y que la competencia global dificulta cualquier intento de frenar el desarrollo de la IA. Propone la implementación de un capitalismo altamente regulado, donde las empresas estén obligadas a priorizar la seguridad y el bienestar social sobre el beneficio económico.
Finalmente, el experto insiste en la urgencia de invertir recursos en la seguridad de la inteligencia artificial y presionar a los gobiernos para que obliguen a las empresas a trabajar en este aspecto. Aunque reconoce que aún existe la oportunidad de desarrollar una IA que no represente una amenaza existencial, advierte que, si no se actúa con rapidez, el riesgo de perder el control es real y potencialmente irreversible.