El Gobierno de BenjamÃn Netanyahu ha intensificado su ofensiva contra Irán al atacar directamente infraestructuras energéticas clave, como depósitos de carburantes y plantas de procesamiento de gas natural, cruzando una lÃnea roja en el conflicto. Estos ataques no solo afectan la matriz exportadora de Irán, altamente dependiente de los combustibles fósiles, sino que también impactan negativamente en la economÃa de los aliados occidentales de Israel, especialmente Europa y Estados Unidos, debido al aumento en los precios del petróleo y el gas.
Europa, que depende casi en su totalidad de las importaciones energéticas, enfrenta un riesgo considerable en su recuperación económica, con una eurozona que ya acumula varios trimestres de estancamiento y que necesita una moderación en la inflación para que el Banco Central Europeo pueda bajar los tipos de interés. En Estados Unidos, aunque es un gran productor de crudo, la subida de los precios de la gasolina puede afectar el consumo privado, un motor clave de su economÃa.
Estos ataques han provocado una escalada en los precios internacionales: el barril de crudo Brent ha subido casi un 20% en dos semanas, y el gas natural en Europa ha aumentado más del 15%, aunque partiendo de niveles bajos históricos. La Agencia Internacional de la EnergÃa (AIE) señala que, si bien hasta ahora no se ha interrumpido el flujo de petróleo iranÃ, el temor a una interrupción en el estrecho de Ormuz ya ha generado un aumento en los precios.
Además, se teme que la guerra pueda escalar aún más si Israel ataca pozos petroleros o yacimientos de gas, lo que tendrÃa un impacto exponencial en los precios y la economÃa global. Irán, que posee las terceras mayores reservas de petróleo del mundo y es el tercer mayor productor de gas, ha tenido que restringir parcialmente la producción en yacimientos clave debido a los ataques israelÃes.
Pese a las consecuencias económicas, los paÃses occidentales mantienen su apoyo polÃtico y militar a Israel, con declaraciones de respaldo incluso después de los ataques. La situación genera incertidumbre sobre hasta dónde llegará la ofensiva israelà y el posible impacto global de una escalada en el conflicto.