La diplomacia iraní ha manifestado su disposición a retomar las negociaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear, pero bajo una condición clave: que Israel detenga sus ataques militares contra territorio iraní. Esta postura fue comunicada recientemente por Abbas Araqchi, ministro de Relaciones Exteriores de Irán, durante conversaciones telefónicas con Steve Witkoff, enviado especial estadounidense para Medio Oriente. Según fuentes diplomáticas, Araqchi dejó claro que cualquier avance en el diálogo depende de la suspensión de los bombardeos israelíes, que comenzaron el 13 de junio y han elevado la tensión regional, dificultando los esfuerzos diplomáticos.
Las conversaciones entre ambos países, que comenzaron en abril con intercambios indirectos en Omán e Italia, han avanzado esta semana con llamadas telefónicas más sustanciales donde se abordaron temas de fondo, incluyendo una propuesta estadounidense para crear un consorcio regional que enriquezca uranio fuera de Irán, opción que Teherán ha rechazado hasta ahora.
Irán condiciona su flexibilidad en el tema nuclear a que Estados Unidos ejerza presión sobre Israel para poner fin a la guerra, mientras que Washington insiste en que Irán debe cesar todas las actividades de enriquecimiento de uranio en su territorio. El estancamiento actual refleja la complejidad del conflicto, en el que la mediación europea se perfila como el canal más viable para intentar destrabar la crisis y reactivar el diálogo nuclear.
Por su parte, Israel ha reforzado su ofensiva aérea contra objetivos vinculados al programa nuclear iraní, y el primer ministro Benjamín Netanyahu ha descartado resultados positivos en las negociaciones abiertas por Estados Unidos, mientras evalúa la posibilidad de un involucramiento militar estadounidense más directo.
En resumen, la disposición iraní a negociar con Estados Unidos está condicionada a que Israel cese sus ataques, un requisito que complica la reanudación del diálogo en medio de una escalada bélica que preocupa a la comunidad internacional y que mantiene en vilo la estabilidad del Medio Oriente.