Rusia lanzó un ataque masivo con drones y misiles contra zonas civiles en Kiev durante la madrugada del lunes 23 de junio de 2025, causando al menos siete muertos y decenas de heridos. Según el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, Moscú disparó 352 drones, incluidos 159 del modelo Shahed de origen iraní, y 16 misiles, algunos balísticos fabricados por Corea del Norte. El bombardeo afectó áreas residenciales, hospitales e infraestructuras deportivas, sin respetar el carácter civil de estas instalaciones.
En el distrito de Shevchenko, al oeste de Kiev, una sección de un edificio residencial de varios pisos quedó destruida, donde murieron seis personas y continúan las operaciones de rescate. Otra víctima fatal fue reportada en Bila Tserkva, una ciudad al sur de Kiev, que también sufrió daños y dejó al menos diez heridos. En Chernígov, al norte de Ucrania, dos personas murieron y otras diez resultaron heridas tras un ataque con drones.
Las defensas aéreas ucranianas lograron derribar gran parte de los drones y misiles, pero el impacto fue significativo en la capital y sus alrededores. Este ataque se suma a una serie de bombardeos nocturnos que se han vuelto constantes en varias ciudades ucranianas en medio de la guerra que ya lleva más de tres años. En respuesta, Ucrania ha intensificado sus ofensivas contra objetivos militares rusos, incluyendo un ataque con drones en la región rusa de Rostov.
En el plano diplomático, Ucrania respaldó los recientes ataques de Estados Unidos e Israel contra instalaciones nucleares en Irán, acusando a Teherán de apoyar militarmente a Moscú con drones usados en el conflicto. Zelensky anunció que visitará el Reino Unido para buscar mayor apoyo internacional contra Rusia.
En resumen, el ataque ruso masivo con drones y misiles sobre Kiev ha provocado graves daños civiles, numerosas víctimas y una escalada en la violencia del conflicto, mientras la comunidad internacional sigue atenta a la evolución de la guerra en Ucrania.