Las exportaciones de imanes de tierras raras desde China continúan enfrentando obstáculos significativos, a pesar de un reciente acuerdo entre Estados Unidos y China que prometía aliviar las restricciones. Empresas de Europa y América del Norte reportan demoras, rechazos y exigencias burocráticas en los permisos para importar estos componentes críticos, lo que amenaza con reavivar las tensiones comerciales entre Washington y Beijing. Esta situación ha generado preocupación entre los fabricantes occidentales, quienes dependen de estos imanes para la producción de automóviles, equipos electrónicos y sistemas de defensa.
Las empresas afirman que apenas reciben la cantidad mínima necesaria para mantener sus fábricas operativas y carecen de visibilidad sobre el suministro futuro. Los procesos de solicitud de licencias ante las autoridades chinas pueden extenderse durante semanas y, en muchos casos, terminan en rechazo. Las solicitudes para importar tierras raras en bruto, esenciales para la fabricación de imanes, rara vez obtienen aprobación. La escasez ha llevado a que algunas compañías opten por el costoso transporte aéreo para evitar paros en la producción.
Lisa Drake, vicepresidenta de Ford, describió la situación como un proceso de “mano a boca”, en el que la empresa debe reorganizar recursos constantemente para evitar el cierre de plantas. Aunque reconoció una leve mejoría, subrayó que la escasez obliga a Ford a “mover cosas” para mantener la producción.
El origen de estas restricciones se remonta a abril, cuando China implementó un sistema de control de exportaciones para las tierras raras. Beijing justificó la medida como un mecanismo para regular la exportación de materiales con posibles usos militares, pero en la práctica ha permitido a las autoridades chinas restringir el suministro de tierras raras a su discreción.
China produce el 90% de los imanes de tierras raras más potentes del mundo, componentes esenciales en sectores que van desde la automoción hasta la defensa y la electrónica. Tras la entrada en vigor del sistema de licencias, el suministro de imanes a empresas occidentales se redujo drásticamente. En mayo, las exportaciones de imanes de tierras raras desde China a Estados Unidos cayeron un 93% en comparación con el mismo mes del año anterior. Como consecuencia, Ford detuvo durante una semana la producción de su modelo Explorer en la planta de Chicago.
La escasez llevó a que ambos gobiernos retomaran las negociaciones a principios de mes. China accedió a flexibilizar el flujo de tierras raras a cambio de que Estados Unidos suavizara ciertas restricciones a exportaciones estadounidenses hacia el país asiático. Sin embargo, las nuevas licencias chinas tienen una vigencia máxima de seis meses, lo que introduce incertidumbre adicional para los importadores. El proceso de solicitud de licencias se ha vuelto más intrusivo, exigiendo información sensible a las empresas occidentales.
Las compañías justifican este escrutinio como una medida para evitar el uso militar de los imanes, pero muchas empresas occidentales se muestran reacias a compartir información confidencial o propiedad intelectual. Cuando omiten responder ciertas preguntas, sus solicitudes suelen quedar estancadas o ser rechazadas. En ocasiones, los solicitantes deben reiniciar el proceso y presentar una nueva solicitud, que puede tardar 45 días en tramitarse.
La principal asociación industrial de Alemania ha instado al gobierno del país a presionar a China para agilizar los permisos, subrayando la necesidad de que la industria alemana pueda planificar a corto plazo y advirtiendo que los procedimientos de licenciamiento no deben utilizarse como herramienta de presión política.
Las autoridades chinas aseguran que han acelerado la revisión de las solicitudes y que han aprobado “un cierto número” de licencias. Sin embargo, la percepción entre los fabricantes occidentales es que las restricciones han llegado para quedarse, en contraste con las afirmaciones de la Casa Blanca sobre una pronta normalización del suministro. Neha Mukherjee, analista de tierras raras en Benchmark Mineral Intelligence, describió el proceso de licenciamiento como plagado de “burocracia”.
La presión financiera sobre los fabricantes privados chinos ha llevado a que algunos colaboren con sus clientes extranjeros para encontrar soluciones alternativas, como la compra de imanes menos potentes o el desarrollo de imanes más fuertes que no dependan de materiales restringidos. Sin embargo, para las industrias automotriz y electrónica, sustituir los imanes más potentes y resistentes al calor resulta inviable, ya que estos componentes son esenciales para el funcionamiento eficiente de los motores.
Olive Lien, experta en tecnología de refrigeración de semiconductores en Taiwán, explicó que muchas empresas han tenido dificultades para adquirir imanes de tierras raras necesarios para motores de ventiladores de alto rendimiento. Como resultado, varias compañías han rediseñado sus productos para emplear imanes de ferrita, más económicos y disponibles, aunque menos potentes.
Un importador estadounidense de imanes relató que, aunque dos de sus solicitudes de licencia fueron aprobadas recientemente, otras siguen sin resolverse. “El sistema es lento y engorroso. Muy detallado y confuso para los solicitantes”, afirmó. La persistencia de las restricciones chinas sobre las exportaciones de tierras raras subraya el poder que el régimen de Beijing ejerce a través de sus cadenas de suministro y su capacidad para influir en la economía global.