La Unión Europea busca consolidar su estrategia de rearme tras el reciente impulso al gasto militar acordado en la OTAN. La cumbre de la OTAN en La Haya, que ha concluido con el compromiso de elevar el gasto en defensa de los países miembros al 5% del PIB en los próximos 10 años, ha servido de catalizador para que la UE acelere sus propios esfuerzos en materia de seguridad y defensa.
Los líderes europeos, reunidos en Bruselas, han expresado la necesidad de aumentar sustancialmente el gasto en defensa y de invertir de manera más eficiente. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la alta representante para Política Exterior y Seguridad, Kaja Kallas, han instado a los Estados miembros a prepararse para proteger a sus ciudadanos y sus intereses en todos los escenarios posibles. Este sentido de urgencia se debe, en gran medida, a las tensiones geopolíticas globales, especialmente la guerra en Ucrania.
Sin embargo, la cumbre de la OTAN no ha estado exenta de controversia. El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó a España con represalias comerciales por cuestionar el objetivo del 5% del PIB. Trump acusó a España de negarse a pagar lo que le corresponde y prometió que el país pagaría el doble. Esta amenaza ha generado preocupación en Bruselas, especialmente ante la proximidad de la fecha límite para la imposición de aranceles a la UE por parte de Estados Unidos.
A pesar de la amenaza de Trump, España ha logrado negociar una vía más flexible para cumplir sus compromisos de gasto en defensa, comprometiéndose a alcanzar el 2,1% del PIB. Este acuerdo ha generado malestar en algunos países que se han comprometido a alcanzar el 3,5% del PIB. No obstante, la UE en su conjunto parece decidida a avanzar en su agenda de defensa, impulsada por la creciente inestabilidad global.
La UE ha dejado de considerar el rearme como un tabú. Ursula von der Leyen ha declarado que «la era del dividendo de la paz ya pasó» y ha propuesto un instrumento de préstamos por 150.000 millones de euros para apoyar las compras conjuntas de equipos de defensa por parte de los Estados miembros. Además, se ha propuesto una cláusula de escape que permitirá a los países gastar en defensa hasta un 1,5% más del PIB fuera del techo de déficit sin ser penalizados.
Consciente de la fragilidad del apoyo estadounidense en materia de defensa, la UE también está buscando fortalecer alianzas con socios extracomunitarios. Recientemente, ha cerrado acuerdos de seguridad y defensa con Canadá, Australia y Reino Unido.
La guerra en Ucrania sigue siendo una prioridad para la UE. Los líderes europeos han reafirmado su apoyo a Ucrania y han prometido seguir presionando a Rusia hasta que muestre una verdadera voluntad política de poner fin a la guerra. La UE está trabajando en un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, aunque su aprobación no parece sencilla.
En resumen, la UE está decidida a fortalecer su capacidad de defensa en un contexto global marcado por la incertidumbre y la inestabilidad. El aumento del gasto militar y la búsqueda de alianzas estratégicas son elementos clave de esta estrategia, que busca garantizar la seguridad y la protección de los ciudadanos europeos.