Doral, conocida cariñosamente como «Doralzuela», se ha convertido en el epicentro de la diáspora venezolana en Estados Unidos. Ubicada en el condado de Miami-Dade, esta ciudad vibrante alberga la mayor comunidad de migrantes venezolanos, quienes han huido de la crisis política y económica de su país en la última década.
Viviana Ferrer, una abogada venezolana que emigró a Doral en 2018, personifica el espíritu emprendedor de esta comunidad. Tras trabajar arduamente en un restaurante, invirtió sus ahorros en un camión de comida al que llamó «El Negrito», transformándolo en «Arepa Point», un exitoso negocio de arepas que cada noche deleita a los residentes de Doral. Su historia refleja el empuje y la determinación de los venezolanos que buscan reconstruir sus vidas en esta nueva tierra.
El Crecimiento Impresionante de Doral
Doral, que en 2023 contaba con una población de 79,359 habitantes, ha experimentado un crecimiento notable, impulsado en gran medida por la llegada de migrantes venezolanos. La ciudad debe su nombre a Doris y Alfred Kaskel, una pareja de inmigrantes que invirtieron en la zona en la década de 1950, construyendo un campo de golf y un hotel que dieron origen a la ciudad.
La proximidad de Doral al Aeropuerto Internacional de Miami, por donde transitaron 56 millones de pasajeros en 2024, ha impulsado su economía, generando una amplia red de empresas de logística y servicios. Este crecimiento económico, combinado con la llegada de venezolanos, cuyo número en EE.UU. se estima en 903,000 en 2021, ha consolidado a Doral como una de las ciudades de más rápido crecimiento en Florida.
La alcaldesa de Doral, Christi Fraga, destaca las diferentes olas de migrantes venezolanos que han llegado a la ciudad a lo largo de los años. Inicialmente, empresarios que buscaban proteger sus inversiones, y más recientemente, personas sin recursos que arriesgan todo para encontrar una mejor vida en Estados Unidos.
El Voto por Trump y las Consecuencias Inesperadas
En las elecciones presidenciales, Doral mostró un fuerte apoyo a Donald Trump, quien ganó con aproximadamente el 60% de los votos. Sin embargo, las políticas migratorias de su gobierno, que endurecieron las deportaciones y afectaron a los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) y el parole humanitario, generaron temor e incertidumbre en la comunidad venezolana.
Muchos venezolanos que votaron por Trump, esperando un cambio en su país y una postura firme contra el gobierno de Nicolás Maduro, se sintieron traicionados al ver que las políticas migratorias afectaban directamente a sus compatriotas.
La colaboración de la policía de Doral con las autoridades migratorias para ejecutar redadas contra migrantes generó un dilema para la alcaldesa Fraga, quien reconoce la contradicción entre proteger a la comunidad venezolana y la obligación de cumplir con las leyes federales.
Un Futuro Incierto
Las políticas migratorias de la administración Trump, incluyendo la eliminación del TPS y la revocación del parole humanitario, han sembrado el miedo entre los residentes de Doral. Muchos se preguntan a dónde ir si no pueden regresar a Venezuela.
A pesar de la incertidumbre, la comunidad venezolana en Doral sigue apostando por el futuro. Dueños de negocios y restaurantes promueven la cultura venezolana, creando espacios de encuentro y celebración. En El Maní, un bar de salsa inspirado en su homónimo de Caracas, el cuatrista Jorge Glem, ganador de un Grammy Latino, organiza eventos que reúnen a músicos internacionales y artistas venezolanos.
Doral, un pedazo de Venezuela en Estados Unidos, se enfrenta a desafíos importantes, pero su comunidad sigue unida, trabajando arduamente para construir un futuro mejor, manteniendo vivas sus raíces y su identidad cultural.