Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han reforzado su alianza estratégica mediante ejercicios militares conjuntos en respuesta al avance nuclear de Corea del Norte bajo el liderazgo de Kim Jong-un. Estas maniobras incluyen la participación de fuerzas aéreas y navales, con activos destacados como el portaaviones nuclear USS George Washington y el USS Theodore Roosevelt, además de aviones de combate surcoreanos y japoneses, y destructores de misiles guiados japoneses.
Los ejercicios, denominados «Freedom Edge» y otros simulacros recientes, se han centrado en la defensa contra misiles balísticos, combate antisubmarino, defensa cibernética y maniobras de interdicción marítima para bloquear el transporte ilegal de armas de destrucción masiva. Se desarrollaron en aguas internacionales cerca de Corea del Sur y Japón, demostrando la capacidad combinada para responder a las amenazas de Corea del Norte, cuya escalada nuclear y lanzamiento de misiles intercontinentales como el Hwasong-19 han generado alarma regional e internacional.
Corea del Norte ha reaccionado advirtiendo sobre «consecuencias fatales» y calificando estas maniobras como una «versión asiática de la OTAN», interpretándolas como provocaciones militares y ensayos de invasión.
Además, la cooperación militar entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón se ha visto reforzada en un contexto de creciente preocupación por la alianza entre Kim Jong-un y Vladimir Putin, que incluye intercambio de armamento y tecnología, lo que incrementa la tensión en la región y motiva a Japón a fortalecer su estrategia de defensa nacional.
En resumen, estos ejercicios militares conjuntos son una clara señal de unidad y preparación frente a la amenaza nuclear y militar norcoreana, reafirmando el compromiso tripartito para mantener la estabilidad y seguridad en la península coreana y la región del Pacífico.