Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, ha declarado que el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela ha perdido una importante herramienta de presión internacional tras la liberación de diez ciudadanos estadounidenses que estaban detenidos en el país sudamericano. Según Bukele, Maduro ahora carece de «rehenes del país más poderoso del mundo», lo que limita su capacidad de negociación y chantaje.
Esta declaración surge en respuesta a las críticas de Caracas por la reciente repatriación de 252 migrantes venezolanos que se encontraban presos en El Salvador. El gobierno de Maduro ha reaccionado con indignación, incluso anunciando una investigación penal contra Bukele y varios de sus funcionarios, acusándolos de tortura y tratos crueles hacia los migrantes.
Bukele, sin embargo, ha desestimado estas acusaciones, calificándolas como una estrategia de distracción por parte de un régimen que ya no tiene poder de negociación. En sus declaraciones a través de la red social X, el presidente salvadoreño afirmó que el acuerdo de intercambio fue aceptado por la dictadura venezolana sin objeciones, subrayando que el régimen de Maduro estaba satisfecho con el acuerdo.
La controversia se centra en un acuerdo que incluyó la deportación de los 252 venezolanos a cambio de la liberación de los diez estadounidenses retenidos en Venezuela. Tarek William Saab, el fiscal general impuesto por la cúpula chavista, ha abierto un expediente contra Bukele, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, y el director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, alegando golpes, amenazas, maltrato físico y deficiencias alimentarias durante la detención de los migrantes.
María Corina Machado, destacada figura de la oposición venezolana, ha respaldado la postura de Bukele, describiendo el proceso como un «intercambio de prisioneros de guerra». En una entrevista con Fox News, Machado afirmó que Maduro ha utilizado a los ciudadanos, tanto venezolanos como estadounidenses, como instrumentos de presión para obtener reconocimiento, dinero y legitimidad internacional.
Machado criticó la estrategia del régimen venezolano, señalando que buscaba obtener beneficios económicos y políticos de la administración estadounidense, pero no logró sus objetivos. Defendió la necesidad de mantener la presión internacional sobre el régimen de Maduro y abogó por una transición democrática como la única salida viable para Venezuela.
Este intercambio de acusaciones se produce en un contexto en el que el régimen de Maduro celebra el «Plan Vuelta a la Patria», mediante el cual ha recibido a más de 8.800 venezolanos deportados desde Estados Unidos en el primer semestre de 2025. Caracas intenta presentar este retorno de migrantes como un logro diplomático, aunque sin ofrecer detalles sobre los términos del intercambio con gobiernos aliados.
La situación pone de manifiesto la tensa relación entre los gobiernos de El Salvador y Venezuela, así como las complejas dinámicas de la política internacional en la región. La liberación de los ciudadanos estadounidenses, aunque celebrada por Washington, ha desatado una serie de controversias que evidencian la fragilidad de las relaciones diplomáticas y la instrumentalización de los migrantes en el juego político.