En medio de una creciente presión internacional encabezada por Estados Unidos, Ucrania y Rusia están a punto de retomar en Estambul un proceso de negociaciones destinadas a alcanzar un alto el fuego, en el marco de un conflicto que lleva más de tres años de devastación en el este y sur de Ucrania.
El regreso a la mesa de diálogo
Ambas delegaciones se reúnen por primera vez en más de siete semanas, reavivando la esperanza de una posible tregua. Ucrania, liderada por el presidente Volodimir Zelensky, ha confirmado su participación y anunció que la delegación estará encabezada por Rustem Umérov, ex ministro de Defensa y actual secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Por parte rusa, todo indica que la delegación volverá a estar encabezada por Vladímir Medinski, asesor del Kremlin y habitual negociador, aunque el Kremlin no ha hecho oficial su presencia.
Claves de la negociación
- Presión internacional: Estados Unidos, a través del presidente Donald Trump, ha dado a Moscú un plazo de 50 días para llegar a un acuerdo, bajo la amenaza de nuevas sanciones económicas.
- Expectativas moderadas: El Kremlin advirtió que no se deben esperar “milagrosos avances” y que aún hay posiciones “diametralmente opuestas”.
- Objetivos ucranianos: Kiev busca avances en cuestiones humanitarias, como la liberación de ciudadanos cautivos y el retorno de menores trasladados a Rusia a la fuerza. También pretende sentar las bases para un eventual encuentro directo entre Zelensky y Putin, algo que no ocurre desde 2019.
- Condiciones rusas: Moscú exige el reconocimiento de su control sobre las cuatro regiones ucranianas anexadas en 2022 y Crimea, lo que Kiev rechaza categóricamente, negándose a cualquier cesión territorial mientras continúe la ocupación.
- Rol de Turquía: Ankara, país anfitrión, sigue promoviendo el diálogo y ha pedido a ambos bandos no cerrar la puerta a la diplomacia.
Obstáculos y panorama actual
La reanudación de las conversaciones se da en un contexto de intensificación de los ataques rusos en varias ciudades ucranianas y de nuevas reivindicaciones militares por parte de Moscú, lo que agrega tensión y dificulta la negociación. Los desacuerdos sobre la soberanía territorial y la desconfianza mutua persisten como principales trabas para alcanzar una solución duradera. Las posiciones centrales de ambos gobiernos continúan siendo incompatibles, lo que limita el margen de progreso en el corto plazo.
Conclusión
Este nuevo intento de diálogo en Estambul representa una oportunidad crítica para acercar posturas y aliviar el conflicto, aunque el escepticismo domina tanto entre los negociadores como en la comunidad internacional. La presión de potencias como EEUU y los esfuerzos mediadores de Turquía serán clave para determinar si las negociaciones pueden romper el actual estancamiento y allanar el camino hacia una paz sostenible.