Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, ha endurecido su postura frente a Rusia, amenazando con «consecuencias muy graves» si Vladimir Putin no pone fin a la guerra en Ucrania. Esta advertencia llega en vísperas de la cumbre bilateral que ambos mandatarios sostendrán en Alaska, un encuentro que ha generado altas expectativas y también tensiones en la comunidad internacional.
Trump reveló que, antes de su reunión con Putin, mantuvo una videoconferencia con líderes europeos clave y con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. Describió la llamada como «muy buena» y «muy amable», otorgándole una calificación de «10». De esta conversación surgió la idea de concretar una reunión tripartita con Putin y Zelensky después de la cumbre en Alaska, buscando una solución diplomática al conflicto.
La reunión bilateral se llevará a cabo en la base aérea Elmendorf-Richardson, una instalación militar estratégica ubicada al norte de Anchorage. Este lugar, utilizado para interceptar aeronaves rusas y como base de misiles de defensa, subraya la importancia del encuentro. Trump busca un diálogo directo para abordar la crisis en Ucrania, ofreciendo garantías a sus socios europeos sobre el papel de Ucrania en cualquier negociación territorial.
Emmanuel Macron, el presidente francés, aseguró que Trump se comprometió a que «las cuestiones territoriales que conciernen a Ucrania solo serán negociadas por el presidente ucraniano». Esta postura reafirma el principio de que el futuro de Ucrania no puede decidirse sin su consentimiento. Friedrich Merz, el canciller alemán, también confía en que la reunión de Alaska impulse la paz, siempre y cuando se respeten los intereses de Kiev y de Europa. Sin embargo, advirtió que, si Rusia no muestra signos de cambio, será necesario aumentar la presión sobre el Kremlin.
Por su parte, Zelensky espera que el encuentro entre Trump y Putin derive en un alto el fuego. Tras la reunión virtual, el presidente ucraniano destacó la unidad de criterio y propósito entre los participantes, calificándola como un paso adelante importante.
La Casa Blanca ha intentado moderar las expectativas, indicando que Trump asistirá a la reunión con la intención de escuchar y obtener información de primera mano, dado que Zelensky no estará presente. La portavoz Karoline Leavitt explicó que el objetivo es que el presidente obtenga una comprensión más firme de cómo poner fin a la guerra.
Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, celebró la coordinación con Washington, afirmando que «Europa y Estados Unidos están unidos para impulsar el fin de esta terrible guerra». Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, elogió la comunicación con Trump y Zelensky, destacando que las potencias occidentales han reforzado su base común para apoyar a Ucrania.
El encuentro en Alaska, en una base con un largo historial de operaciones estratégicas, marca el primer encuentro entre Trump y Putin desde el regreso del presidente estadounidense a la Casa Blanca. Su promesa de «consecuencias muy graves» contra Rusia, en caso de que la ofensiva sobre Ucrania continúe, se enmarca en un clima de alta presión diplomática. Aunque el frente occidental se presenta sólido y alineado en las declaraciones, las expectativas reales sobre un avance concreto dependen de la disposición de Putin a ceder y de la capacidad de Trump para incluir a Zelensky en las conversaciones.