Estados Unidos ha intensificado su lucha contra los cárteles de la droga latinoamericanos con un despliegue significativo de fuerzas militares en el mar Caribe. La medida, anunciada por fuentes de Reuters, responde a la creciente preocupación de la administración Trump por las amenazas a la seguridad nacional que emanan de estas organizaciones criminales, designadas como terroristas globales.
Según las fuentes, el presidente Trump ha expresado su disposición a utilizar el ejército para combatir a los cárteles, y el Pentágono ha recibido la orden de preparar opciones operativas. Este despliegue militar forma parte de una estrategia más amplia para restringir la migración y reforzar la seguridad fronteriza en el sur de Estados Unidos. En los últimos meses, la administración ha movilizado al menos dos buques de guerra para fortalecer el control fronterizo y combatir el tráfico de drogas.
El despliegue de efectivos y unidades navales hacia el sur del mar Caribe tiene como objetivo afrontar las amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos provenientes de organizaciones narcoterroristas especialmente designadas en la región, según una de las fuentes citadas por Reuters. En febrero, la administración Trump incluyó al Cártel de Sinaloa de México, grupos criminales venezolanos como el Tren de Aragua y otras bandas delictivas en la lista de organizaciones terroristas internacionales, lo que refuerza las acciones de control migratorio y persecución de miembros de pandillas.
El ejército estadounidense ya ha intensificado las operaciones de vigilancia aérea sobre los cárteles mexicanos para recolectar inteligencia que permita diseñar estrategias contra el narcotráfico. Trump ha sugerido previamente desplegar tropas estadounidenses en México para combatir a los cárteles, una propuesta que el gobierno mexicano ha rechazado.
La operación militar en la región se produce tras un aumento de las designaciones de grupos criminales como prioridad en la política exterior y de seguridad de Estados Unidos. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, anunció recientemente que el Gobierno de Trump aumentó a USD 50 millones la recompensa por el arresto del dictador venezolano, Nicolás Maduro, quien es acusado de utilizar organizaciones terroristas extranjeras para introducir drogas letales y violencia en Estados Unidos.
Según Bondi, la DEA ha incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas a Maduro y sus cómplices, de las cuales casi siete toneladas están vinculadas al propio Maduro. El Departamento de Justicia ha incautado más de 700 millones de dólares en activos vinculados a Maduro, incluyendo aviones privados y vehículos. El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Cristóbal Landau, afirmó que las relaciones con Venezuela son fundamentalmente un asunto de aplicación de la ley, ya que el país ha sido secuestrado por una banda criminal. Maduro permanece bajo acusación en Estados Unidos por cargos de conspiración narcoterrorista y tráfico internacional de cocaína.