El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha tomado una decisión diplomática que busca construir consensos internos antes de sellar compromisos externos. Ha invitado a una delegación de diputados de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional a un viaje de Estado a Brasil, programado para el 11 y 12 de septiembre. El objetivo principal: aclarar y discutir en persona los detalles de la posible adhesión de Panamá a Mercosur como Estado asociado.
Una adhesión de dos caras: Entre el miedo y la oportunidad
La eventual entrada de Panamá a Mercosur es un tema que genera un intenso debate en el país. Por un lado, los sectores agrícola e industrial temen que la apertura del mercado a productos de gigantes como Brasil y Argentina pueda inundar el mercado local y ser devastador para la producción nacional. Por otro lado, los defensores de la adhesión argumentan que este paso abriría a los exportadores panameños un vasto mercado de más de 260 millones de consumidores, fortaleciendo la posición de Panamá como un centro logístico clave para el comercio regional.
La estrategia política: Consolidar el apoyo legislativo
La decisión de Mulino de incluir a los diputados en la misión diplomática es un movimiento político clave. Al invitarlos a ser parte de las negociaciones, el presidente busca que los legisladores tengan de primera mano toda la información, escuchen a los líderes brasileños y comprendan las implicaciones del acuerdo. Esto podría ser fundamental para asegurar el apoyo necesario en la Asamblea Nacional, ya que cualquier tratado de este tipo debe ser ratificado. La jugada del gobierno busca evitar futuras fricciones y sentar las bases para una decisión de Estado informada, vital para el futuro económico del país.