En un giro inesperado en la saga de la inteligencia artificial, documentos judiciales revelan que Elon Musk intentó reclutar a Mark Zuckerberg para una audaz adquisición de OpenAI, la empresa detrás del popular ChatGPT. La propuesta, valorada en cerca de 100 mil millones de dólares, buscaba unir a dos titanes tecnológicos que, hasta ahora, han mantenido una relación pública marcada por la rivalidad y la confrontación.
Según la información presentada ante el tribunal, Musk contactó a Zuckerberg en febrero para explorar la posibilidad de que Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, contribuyera a financiar una oferta de 97.400 millones de dólares por OpenAI. Sin embargo, a pesar de la magnitud de la propuesta, ni Zuckerberg ni Meta firmaron una carta de intención para participar en la operación. Esto pone de manifiesto la complejidad y la alta competencia en el sector de la inteligencia artificial.
Este intento de colaboración sorprende, considerando el historial de enfrentamientos entre Musk y Zuckerberg. Durante el año anterior, su relación se caracterizó por desafíos y provocaciones en redes sociales, llegando incluso a coquetear con la idea de un combate físico. Esta tensión se intensificó con el lanzamiento de Threads por parte de Meta, una plataforma que competía directamente con X, la red social de Musk.
La iniciativa de Musk para adquirir OpenAI se produjo en un momento en que buscaba activamente influir en el futuro de la empresa. Inicialmente, intentó forzar una subasta de la entidad sin fines de lucro que controla la compañía. Posteriormente, ofreció comprarla directamente, contando con el respaldo de inversores habituales como Valor Equity Partners, Baron Capital y xAI, la empresa de inteligencia artificial que fundó tras su salida del consejo de OpenAI en 2018.
Musk había invertido significativamente en OpenAI en sus primeros años, pero desde entonces se ha convertido en un crítico vocal de su transición hacia un modelo con fines de lucro. Considera que este cambio traiciona la misión fundacional de la organización y, en 2023, presentó una demanda para bloquearlo, dando lugar a la actual disputa judicial.
La reacción de OpenAI a la oferta de Musk fue de rechazo inmediato. Según fuentes cercanas a la empresa, la calificaron como una mera maniobra publicitaria. Desde entonces, OpenAI ha moderado sus planes de conversión, manteniendo a su junta directiva sin fines de lucro al frente de una filial con ánimo de lucro.
En el contexto de la demanda en curso, OpenAI ha solicitado al tribunal que obligue a Meta a entregar documentos relacionados con las comunicaciones entre Musk y Zuckerberg. Meta, por su parte, ha pedido al tribunal que desestime la solicitud, argumentando que nunca se sumó a la oferta de adquisición. Este enfrentamiento legal añade aún más intriga a la ya fascinante historia de la competencia en el ámbito de la inteligencia artificial.
Este episodio subraya la intensa competencia por el talento y el control en el sector de la inteligencia artificial, donde figuras como Musk, Zuckerberg y Sam Altman, el CEO de OpenAI, luchan por liderar la innovación y el desarrollo de modelos avanzados. La búsqueda de una posible alianza entre Musk y Zuckerberg, aunque fallida, revela la magnitud de los intereses en juego y la disposición a explorar estrategias inusuales en la carrera por dominar la inteligencia artificial.