Rusia enfrenta racionamiento de combustibles debido a los ataques ucranianos a sus destilerías. Los recientes ataques ucranianos a refinerías rusas han obligado al Kremlin a imponer restricciones en el suministro de combustible en todo el país, exacerbando una situación ya tensa por las sanciones occidentales y el aumento de la demanda interna. Según informes, aproximadamente el 13% de la producción de combustible rusa se ha visto afectada por los ataques con drones, lo que ha provocado un aumento significativo en los precios y la implementación de medidas de racionamiento en varias regiones.
El incremento de los ataques ucranianos ha coincidido con interrupciones en las redes ferroviarias y aeropuertos, impulsando a más ciudadanos a optar por viajar por carretera durante las vacaciones de verano. Este aumento estacional de la demanda, sumado a las dificultades en la reparación de infraestructuras debido a las sanciones, ha creado un escenario de escasez y precios elevados. Regiones como Crimea y zonas de Siberia ya han implementado el racionamiento de combustible en las estaciones de servicio.
El precio mayorista de la gasolina de 95 octanos ha experimentado un aumento del 45% en lo que va de año, a pesar de la caída de los precios internacionales del crudo. Esta situación ha generado preocupación en el gobierno ruso, que ha advertido sobre el riesgo de recesión, mientras que empresas de sectores como la fabricación de tractores y muebles han reducido su producción.
La estrategia ucraniana de atacar refinerías rusas se ha intensificado en los últimos meses, gracias al uso de drones de largo alcance. Inicialmente, Estados Unidos se oponía a estos ataques por temor a que alteraran el suministro global de petróleo y sus precios. Sin embargo, Ucrania ha continuado desarrollando sus propias capacidades, ampliando el alcance de los ataques y mejorando las tácticas. Más de una docena de refinerías rusas han sido atacadas en el último mes, algunas a varios cientos de kilómetros de la frontera.
Expertos señalan que la capacidad de Ucrania para mantener ataques sostenidos ha cambiado el panorama. La situación actual se caracteriza por ataques continuos que dificultan la reparación de las refinerías, lo que podría generar una crisis de suministro a largo plazo. Estos ataques también representan una herramienta de presión política para Ucrania, en un contexto en el que se debate el fin de la guerra mediante concesiones a Rusia.
A pesar de que la economía rusa había mostrado un crecimiento relativamente sólido hasta hace poco, la inflación persistente, los altos tipos de interés y las sanciones occidentales han comenzado a afectar. El Fondo Monetario Internacional redujo su previsión de crecimiento del PIB ruso para este año al 0,9%. Los analistas coinciden en que la escasez de combustible, por sí sola, no alterará los objetivos estratégicos de Putin en Ucrania ni su control interno, pero sí tiene relevancia en el tipo de guerra que se libra. La guerra moderna es una guerra de recursos, y Ucrania está tratando de encontrar las debilidades de Rusia.