En un hito sin precedentes, la NASA ha anunciado el descubrimiento de la evidencia más sólida hasta la fecha de que Marte pudo haber albergado vida microbiana en su pasado. El hallazgo, realizado por el rover Perseverance, se centra en una muestra denominada Cañón Zafiro, extraída de la formación Bright Angel, que contiene minerales y estructuras que podrían ser biofirmas.
«Tras un año de análisis, no encontramos otra explicación», declaró el administrador interino de la NASA, Sean Duffy. «Esta podría ser la señal de vida más clara que hayamos encontrado en Marte, lo cual es increíblemente emocionante».
Los minerales identificados, vivianita y greigita, son de particular interés. En la Tierra, estos minerales suelen estar asociados a la actividad de organismos vivos. Joel Hurowitz, investigador principal del estudio, explicó que «los microbios están consumiendo la materia orgánica en estos entornos y produciendo estos nuevos minerales como subproducto de su metabolismo».
A pesar del entusiasmo, los científicos mantienen la cautela. Hurowitz advirtió que «existen procesos químicos que pueden causar reacciones similares en ausencia de biología, y no podemos descartarlos por completo basándonos únicamente en los datos del rover». La posibilidad de que los minerales se hayan formado por procesos no biológicos sigue siendo una consideración importante.
El rover Perseverance también detectó características intrigantes en otra roca llamada Cheyava Falls, incluyendo «manchas de leopardo» y «semillas de amapola». Estas estructuras, junto con la presencia de sulfato de calcio, sugieren la presencia de agua, un elemento esencial para la vida, en el pasado marciano.
Estos hallazgos se suman a la creciente evidencia de que Marte fue un planeta más cálido, húmedo y complejo de lo que se pensaba anteriormente. La formación Bright Angel, en particular, ha revelado una serie de texturas, características químicas, minerales y firmas orgánicas que la convierten en un objetivo prioritario para la búsqueda de biofirmas.
Perseverance ha recolectado hasta ahora 30 muestras que podrían contener biofirmas de vida microbiana antigua. Estas muestras están destinadas a ser devueltas a la Tierra para un análisis más exhaustivo en laboratorios especializados.
Sanjeev Gupta, del Imperial College de Londres, destacó la importancia del hallazgo: «Es la primera vez que vemos algo que sugiere: ‘Esto podría formarse debido a procesos biológicos’, y por eso hay tanta emoción. Esta es una muestra que necesitamos recuperar».
Sin embargo, la misión de retorno de muestras enfrenta retrasos y desafíos presupuestarios. La NASA está evaluando diversas opciones para llevar estas valiosas muestras a la Tierra, incluyendo soluciones robóticas más económicas y rápidas.
El análisis de las muestras marcianas en la Tierra permitiría a los científicos realizar estudios detallados de las biofirmas potenciales y comprender los procesos que crearon los minerales y estructuras observadas. Esto podría confirmar la existencia de vida antigua en Marte o, alternativamente, revelar procesos químicos que imitan la actividad biológica.
Alberto González Fairén, coautor del estudio, enfatizó la necesidad de cautela y de investigación adicional: «Es imperativo continuar con el programa de retorno de muestras a la Tierra, donde se podrán analizar y caracterizar estas muestras con instrumentos mucho más completos y avanzados que los que disponemos en Marte».
El descubrimiento de la NASA representa un hito importante en la búsqueda de vida extraterrestre. Aunque la confirmación definitiva aún está pendiente, la evidencia acumulada sugiere que Marte, en algún momento de su historia, pudo haber albergado vida microbiana. El futuro de la exploración de Marte se centra ahora en el retorno de las muestras a la Tierra y en el análisis detallado de su contenido.