Miami, tradicionalmente conocida por sus playas y turismo, ha emergido en los últimos años como un importante centro financiero en Estados Unidos. Entre 2020 y 2023, más de 50 firmas de inversión y hedge funds, incluyendo gigantes como Blackstone, Starwood, Carl Icahn, BlackRock y Goldman Sachs, han trasladado sus sedes desde Nueva York hacia el sur de Florida, especialmente a Miami y West Palm Beach. Este fenómeno ha dado lugar al apodo «Wall Street South», reflejando la transformación financiera de la región.
Este cambio no solo redefine el mapa económico estadounidense, sino que también impacta en el mercado inmobiliario y la vida urbana local. Por ejemplo, los precios de la vivienda en Miami han subido casi un 96% en cinco años, superando ampliamente el aumento del 16% registrado en Nueva York. En zonas como Gables Grove y Miami Beach, los precios por pie cuadrado alcanzan cifras comparables o superiores a Manhattan, lo que genera preocupaciones sobre la asequibilidad para la clase media.
El atractivo de Miami para estas firmas financieras va más allá del clima y las playas. La combinación de un régimen fiscal favorable, baja regulación y la posibilidad de trabajo remoto acelerada por la pandemia ha sido clave. Un caso emblemático es Citadel, cuyo fundador Ken Griffin trasladó su sede a Miami en 2022, invirtiendo cientos de millones en bienes raíces y en la construcción de un rascacielos de 317 metros que albergará su empresa y otras firmas financieras. Griffin destaca que Miami representa el futuro financiero de Estados Unidos y apuesta por que tanto Miami como Nueva York prosperen como polos financieros complementarios.
Además, Miami se posiciona también como un centro tecnológico emergente, con startups que recaudaron más de 900 millones de dólares en capital de riesgo solo en el primer trimestre de 2025, consolidando su crecimiento como ecosistema de innovación en Estados Unidos y a nivel global.
En resumen, Miami se ha consolidado como un nuevo polo financiero en Estados Unidos gracias a la migración de importantes firmas financieras, un entorno fiscal y regulatorio atractivo, y un ecosistema tecnológico en expansión, transformando la ciudad en un centro económico y urbano de relevancia creciente.