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Donald Trump y Benjamín Netanyahu están coordinando acciones militares y diplomáticas para destruir el proyecto nuclear de Irán, en un contexto de fuerte confrontación entre Estados Unidos, Israel e Irán. El régimen iraní propone un cese del fuego para negociar con Estados Unidos una propuesta nuclear, pero esta oferta es rechazada tanto por la Casa Blanca como por Israel, que exigen el abandono total del enriquecimiento de uranio, clave para la fabricación de armas nucleares.
Desde hace más de una semana, Israel ejecuta ataques aéreos contra blancos estratégicos iraníes, con apoyo logístico y de inteligencia del Pentágono, incluyendo suministro de combustible y defensa antiaérea. Cerca de 50 aviones de combate israelíes atacaron instalaciones nucleares en Isfahan y eliminaron a un comandante clave de la Guardia Revolucionaria iraní. Washington y Jerusalén actúan de manera coordinada para desmantelar el programa nuclear iraní y presionar a Teherán a aceptar negociaciones bajo sus términos.
El canciller iraní Abbas Araqchi condiciona cualquier negociación a la suspensión previa de la ofensiva israelí, mientras Trump descarta un cese del fuego mientras Israel mantiene la ventaja militar. En paralelo, Araqchi busca apoyo diplomático en Europa, la Liga Árabe y Rusia, aunque sin éxito significativo hasta el momento.
Si Irán no rinde su proyecto nuclear en un plazo aproximado de 12 días, Estados Unidos considera desplegar aviones B2 con bombas anti-bunker para atacar la base de enriquecimiento de uranio en Fordow, protegida bajo las montañas y destinada a fabricar al menos 10 bombas atómicas.
Esta estrategia conjunta de Trump y Netanyahu va más allá de neutralizar el programa nuclear: según análisis, busca un cambio de régimen en Irán, lo que podría desatar una mayor inestabilidad regional y conflictos internos similares a los de Irak o Siria, un proceso denominado la «iraquización» de Irán. Esta política ha sido criticada por expertos y organismos internacionales por su impacto en la estabilidad y el derecho internacional.
En resumen, la alianza Trump-Netanyahu impulsa una ofensiva militar y diplomática para destruir el proyecto nuclear iraní, rechazando cualquier negociación que permita a Irán mantener capacidad de enriquecimiento de uranio, y presionando para un desmantelamiento total bajo amenaza de ataques aéreos masivos.
