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En una escalada dramática de las tensiones en Medio Oriente, el régimen de Irán lanzó cinco misiles balísticos contra el centro de Israel durante la madrugada del sábado, 21 de junio de 2025. Las sirenas resonaron en ciudades como Tel Aviv, alertando a la población de la inminente amenaza. Afortunadamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que, a pesar del ataque, no se registraron víctimas mortales ni heridos.
Según el comunicado emitido por el Ejército israelí a las 2:34 a.m. EST, los sistemas de defensa aérea interceptaron los misiles, generando fuertes explosiones audibles en Tel Aviv. El Magen David Adom, el servicio de emergencias israelí, confirmó la ausencia de heridos, aunque reportó un incendio en el techo de un edificio en Holón, lo que requirió la evacuación de los residentes.
La respuesta de Israel no se hizo esperar. Minutos después del ataque iraní, las FDI afirmaron haber atacado infraestructura de misiles en el centro de Irán. La agencia EFE reportó dos explosiones en Teherán, lo que sugiere una represalia contundente por parte de Israel.
La Guardia Revolucionaria iraní reivindicó la autoría del ataque, declarando haber lanzado su decimoctava oleada de ataques con “misiles y drones suicidas” contra objetivos en Israel, incluyendo el aeropuerto Ben Gurion. Israel interceptó al menos cuatro drones iraníes entre las 5:00 a.m. y la mañana del sábado, uno de los cuales fue derribado en una zona abierta sin riesgo para la población.
En medio de esta escalada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, descartó presionar a Israel para que frene sus ataques a Irán. En declaraciones a la prensa en Nueva Jersey, Trump afirmó que le resultaría “muy difícil” solicitar a Israel que detenga sus ataques aéreos, especialmente si “alguien está ganando”. Reiteró que Israel mantiene una posición de ventaja militar en el conflicto y que Irán “lo está haciendo menos bien”.
Trump también minimizó las posibilidades de que las negociaciones auspiciadas por Europa contribuyan a una solución, afirmando que “Irán no quiere hablar con Europa. Quiere hablar con nosotros”. El presidente estadounidense estableció un plazo máximo de dos semanas para tomar una decisión respecto a una posible intervención militar de Estados Unidos en el conflicto, sugiriendo que la decisión podría llegar antes si no se produce “ningún progreso hacia el desmantelamiento del programa nuclear iraní”.
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión en la región. Recientemente, Israel volvió a atacar la instalación nuclear del régimen iraní en Isfahán, con el objetivo de causar más daño al programa nuclear de Teherán. Además, Trump y Netanyahu han coordinado acciones militares y diplomáticas para destruir el proyecto nuclear de Irán.
Por su parte, Vladimir Putin, el jefe del Kremlin, volvió a defender el programa nuclear del régimen iraní, ofreciendo el apoyo de su país para el uso de “tecnologías nucleares con fines pacíficos”.
La situación en Medio Oriente sigue siendo volátil y la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos.
