El gobierno de Estados Unidos está considerando una participación accionaria en Intel, según informes de una agencia internacional. Esta potencial inversión estatal tiene como objetivo fortalecer la posición financiera de la empresa y acelerar la construcción de su complejo fabril en Ohio, un proyecto que ha enfrentado retrasos. Las conversaciones, aún en curso, buscan asegurar el liderazgo estadounidense en la industria de semiconductores, crucial para la economía y la seguridad nacional.
Fuentes anónimas cercanas a las negociaciones indicaron que el acuerdo podría tomar diversas formas, incluyendo inversiones de capital directas o préstamos garantizados. Aunque ni el gobierno ni Intel han confirmado oficialmente las negociaciones, un portavoz de la Casa Blanca señaló que las discusiones hipotéticas deben considerarse especulación hasta que se haga un anuncio oficial. Por su parte, un representante de Intel reafirmó el compromiso de la empresa con el fortalecimiento del liderazgo tecnológico y manufacturero de Estados Unidos, sin abordar directamente la posible participación estatal.
El interés del gobierno surge tras una reunión entre el presidente Donald Trump y el CEO de Intel, Lip-Bu Tan. Este encuentro se produjo en un contexto de tensiones previas, donde Trump había expresado públicamente su deseo de que Tan renunciara debido a supuestos conflictos de interés relacionados con vínculos en China. Sin embargo, la situación financiera de Intel, que ha experimentado dificultades en el mercado de semiconductores y ha implementado recortes de gastos y empleo, parece haber impulsado la reconsideración de la administración.
La posible intervención estatal generó un impacto significativo en el mercado bursátil. Las acciones de Intel aumentaron hasta un 8,9% durante la jornada del jueves, cerrando con una subida del 7,4% a 23,86 dólares, lo que elevó el valor de mercado de la compañía a aproximadamente 104.400 millones de dólares. Este repunte refleja la confianza de los inversores en el potencial de una inyección de capital estatal para revitalizar la empresa.
Esta iniciativa se alinea con una estrategia gubernamental más amplia de intervención en sectores considerados críticos. Anteriormente, la administración Trump había participado en empresas como MP Materials Corp. y United States Steel Corp., buscando asegurar el suministro de minerales estratégicos y proteger industrias clave. Expertos del Center for a New American Security sugieren que esta política busca contrarrestar el avance de China en áreas tecnológicas esenciales.
El proyecto de Intel en Ohio, un enclave importante en la agenda política estadounidense, también juega un papel crucial. El estado ha sido un bastión para Donald Trump, y la decisión sobre la participación estatal en Intel podría tener implicaciones políticas significativas. La administración considera que el respaldo estatal directo puede brindar confianza a los inversores y proteger los fondos públicos en un entorno económico volátil.
Las negociaciones entre el gobierno y Intel continúan en curso, y los términos del acuerdo están sujetos a revisión. El hermetismo que rodea las discusiones subraya la importancia y la complejidad de la situación, mientras se espera una definición sobre el futuro de Intel y el posible nuevo rol del Estado en el sector de los semiconductores.
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