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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump, ha comenzado su visita de Estado al Reino Unido con una ceremonia de bienvenida en el Castillo de Windsor. Este miércoles, el helicóptero Marine One aterrizó en los terrenos del castillo, marcando el inicio de la segunda visita oficial de Trump al país, un hecho sin precedentes para un presidente estadounidense.
Los Príncipes de Gales recibieron a Trump y a su esposa, acompañándolos a un encuentro con el rey Carlos III y la reina Camilla. La ceremonia incluyó un saludo de 41 cañonazos, disparado desde el jardín este del castillo y la Torre de Londres, en una demostración de la magnitud de la bienvenida. Unos 120 caballos y 1,300 miembros del ejército británico participaron en el evento, descrito por funcionarios del Reino Unido como la mayor bienvenida ceremonial militar para una visita de Estado en la memoria reciente.
Trump y la realeza participaron en una procesión en carruaje a través de la finca de Windsor, en dirección al castillo, cuya historia se remonta a casi 1,000 años. El presidente Trump se hospedará en el castillo durante las dos noches de su visita.
Antes de su partida de Washington, Trump expresó su entusiasmo por la estancia en el Castillo de Windsor, calificándolo como «lo máximo». Sin embargo, la visita se desarrolla en un ambiente de seguridad reforzada y lejos de las protestas convocadas en Londres, reflejo de la impopularidad del mandatario en el Reino Unido. Todos los actos oficiales se llevarán a cabo a puerta cerrada, evitando las multitudes.
En el último día de su visita, Trump se reunirá con Keir Starmer en Chequers, la residencia oficial campestre del primer ministro británico, ubicada a unos 70 km de Londres.
A pesar del intento de mantener la visita alejada de controversias, el grupo “Led by Donkeys” proyectó imágenes de Trump junto al financiero Jeffrey Epstein en una torre del Castillo de Windsor, recordando la relación del presidente con el fallecido criminal sexual. Este caso ha perseguido a Trump en las últimas semanas, y también afectó la política interna británica, con la destitución del embajador británico en Washington, Peter Mandelson, por sus vínculos con Epstein.
Mientras tanto, manifestantes se congregaron cerca del Castillo de Windsor con pancartas y consignas anti-Trump, reflejando el descontento popular. La policía informó de varios arrestos en relación con las protestas.
La visita de Estado de Donald Trump al Reino Unido se desarrolla en un contexto de tensiones políticas y sociales, marcado por la controversia y las medidas de seguridad extremas. El evento ha generado un intenso debate público y ha puesto de manifiesto las divisiones existentes en la sociedad británica con respecto a la figura del presidente estadounidense.
