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La Franja de Gaza se enfrenta a una crisis humanitaria devastadora, donde la hambruna está cobrando vidas, especialmente entre los jóvenes, los ancianos y los enfermos. Informes recientes describen escenas desgarradoras de niños esqueléticos, personas demasiado débiles para caminar y hospitales desbordados que luchan por hacer frente a la creciente ola de desnutrición.
Atef Abu Khater, un joven de 17 años, es solo uno de los muchos que se encuentran en cuidados intensivos debido a la desnutrición severa. Su padre, A’eed Abu Khater, expresa su impotencia ante la falta de alimentos y los altos precios, una situación que se ha visto exacerbada por el conflicto en curso. Los hospitales, ya sobrecargados por la afluencia de heridos, ahora también deben lidiar con el aumento de pacientes que sufren de hambre.
El Dr. Ahmed al-Farra, jefe de la unidad pediátrica del Hospital Nasser, advierte que nadie en Gaza está a salvo de la hambruna. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha calificado la situación como desesperada, con un tercio de la población sin comer durante varios días seguidos. Los datos del Ministerio de Salud de Gaza indican que decenas de personas han muerto de hambre este mes, incluyendo muchos niños, aunque estos datos no han podido ser verificados de forma independiente.
Agencias de la ONU y grupos de ayuda humanitaria han denunciado que Israel no permite la entrada suficiente de alimentos a Gaza, lo que ha generado advertencias de hambruna inminente para sus más de dos millones de habitantes. Israel, por su parte, argumenta que sí llegan suficientes alimentos y culpa a Hamás de los desvíos y a la mala gestión de los grupos de ayuda.
Las imágenes que emergen de Gaza son impactantes: niños demacrados en camas de hospital, madres desesperadas buscando comida para sus hijos. Hedaya al-Mutawaq, una madre de 31 años, relata cómo su esposo murió buscando comida y cómo ella lucha por alimentar a sus hijos. Naeema, otra madre, carga a su hijo Yazan, de 2 años, visiblemente desnutrido. La falta de leche y pañales es una realidad diaria para muchas familias.
El caso de Yahia al-Najjar, un bebé de cuatro meses que murió por desnutrición severa, es particularmente trágico. Su tía, Safa al-Najjar, explica que Yahia nació sano, pero su salud se deterioró rápidamente debido a la falta de alimentos y la incapacidad de su madre para amamantarlo adecuadamente.
La situación se agravó tras la reanudación de la campaña militar israelí, que impuso un bloqueo total a la entrada de mercancías durante varios días. La ayuda que llega actualmente se distribuye a través de un nuevo sistema gestionado por contratistas privados estadounidenses y a través de convoyes de ayuda de organizaciones internacionales. Sin embargo, ambos sistemas se han visto afectados por el caos y la violencia.
Israel acusa a Hamás de saquear camiones de ayuda, mientras que los grupos de ayuda humanitaria culpan a Israel de restringir los suministros y no proporcionar rutas seguras. La única solución, según estos grupos, es un aumento considerable de las entregas de alimentos.
Los líderes de Israel y Hamás están negociando un cese del fuego temporal, pero mientras tanto, los médicos advierten que la desnutrición en la primera infancia puede tener efectos a largo plazo en el crecimiento, la capacidad cognitiva y el desarrollo emocional. Los hospitales están desbordados y luchan por satisfacer la creciente demanda de tratamiento para la desnutrición. El personal médico también está sufriendo de hambre.
La crisis en Gaza es un resultado de fallos humanos, y la única manera de aliviar el sufrimiento es un aumento masivo de la ayuda humanitaria y una resolución pacífica del conflicto.
