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El régimen de Nicolás Maduro ha endurecido su postura frente a la entrada de extranjeros a Venezuela, amenazando con cárcel a quienes ingresen al país sin la autorización debida. Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, advirtió que estos individuos serán considerados “enemigos de la patria” y enfrentarán severas consecuencias.
Esta medida se produce en un contexto de creciente presión internacional sobre el gobierno de Maduro, especialmente tras el despliegue de buques de guerra estadounidenses frente a las costas venezolanas para combatir el narcoterrorismo. Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto de Maduro, acusándolo de liderar el Cartel de los Soles, una organización criminal dedicada al tráfico de drogas. Paraguay también se sumará a Estados Unidos y Ecuador en la designación formal del Cartel de los Soles como grupo terrorista.
Ante este cerco internacional, Maduro ha respondido con el anuncio del despliegue de 4,5 millones de milicianos para defender la “revolución”. Rodríguez, por su parte, ha defendido al régimen, afirmando que Venezuela ha sido pionera en la lucha contra el narcotráfico y acusando al “imperialismo” de difundir falsedades sobre la situación del país.
En un intento por mostrar una imagen de compromiso contra el crimen, el Parlamento chavista retiró la inmunidad parlamentaria al diputado oficialista Julio César Torres Molina, acusado de tenencia de drogas. Rodríguez calificó a Torres Molina de “basura” y exigió un castigo ejemplar para él.
Las tensiones entre el régimen de Maduro y la comunidad internacional continúan escalando, con implicaciones significativas para la estabilidad de la región. La política de “entra, pero no sale” impuesta a los extranjeros que ingresen ilegalmente a Venezuela agudiza aún más el aislamiento del país y genera preocupación por el respeto a los derechos humanos. La situación sigue siendo volátil, con un futuro incierto para Venezuela y sus relaciones con el resto del mundo. La designación del Cartel de los Soles como grupo terrorista y las acusaciones contra altos funcionarios del régimen complican aún más el panorama, mientras que el gobierno de Maduro insiste en defender su legitimidad y acusa a potencias extranjeras de injerencia.
