Desde la capital venezolana, el gobierno de Maduro ha lanzado una dura acusación, asegurando que ocho barcos militares de la Armada de Estados Unidos, equipados con más de 1.200 misiles, están apuntando a Venezuela. Aunque no se han presentado pruebas de estas afirmaciones, el presidente ha calificado el despliegue como una «amenaza extravagante, absolutamente criminal y sangrienta», comparando la situación con la crisis de los misiles de Cuba de 1962. A su vez, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ha secundado la postura, advirtiendo que el ejército venezolano está preparado para luchar si se «atreven a poner un pie en Venezuela».
Movilización en masa: La Milicia se prepara para el conflicto
Ante lo que Caracas considera una «agresión imperialista», el régimen ha intensificado el proceso de alistamiento de la Milicia Bolivariana, que según cifras oficiales ha pasado de 4 a 8 millones de miembros en una semana. El objetivo es «defender el territorio» y la «revolución». La campaña de reclutamiento ha incluido hasta videos con figuras históricas y religiosas, buscando generar un sentimiento de unidad nacional frente a la presunta amenaza. Este plan de movilización, que ya ha activado su segunda etapa, se presenta como una muestra de preparación y «máxima disposición» ante la «máxima presión militar» de Estados Unidos.
Geopolítica en juego: Narcotráfico, sanciones y diplomacia
Mientras que desde Washington se insiste en que el despliegue militar forma parte de operaciones para combatir el narcotráfico en la región, el gobierno venezolano lo ha tildado de «pretexto» para una posible intervención. En medio de esta escalada, Maduro ha solicitado la intervención de la ONU para disipar las tensiones y ha fortalecido sus alianzas con países como China, enviando al presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, a un desfile militar en Beijing. La situación actual, marcada por la retórica belicista de Caracas y la presión de Washington, subraya la profunda crisis que atraviesan las relaciones bilaterales y la delicada balanza geopolítica de la región.