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En un dramático giro de los acontecimientos, Israel ha lanzado una ofensiva terrestre a gran escala en la ciudad de Gaza, mientras el ministro de Defensa, Israel Katz, advierte que la Franja será destruida si Hamas no se desarma y libera a los rehenes. La ofensiva, que comenzó tras semanas de preparación militar y bombardeos, busca, según Katz, «derrotar directamente» al grupo terrorista y tomar el control de la ciudad, considerada su «principal símbolo de gobierno».
Las explosiones sacuden Gaza mientras las tropas israelíes avanzan hacia el centro de la ciudad. Ataques aéreos nocturnos han causado la muerte de decenas de palestinos, según fuentes hospitalarias, mientras miles de residentes intentan huir hacia el sur. La escalada militar se produce en medio de crecientes tensiones diplomáticas, con el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, instando a Hamas a aceptar un alto el fuego y liberar a los rehenes.
Rubio, tras reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, enfatizó que el tiempo se agota para una solución negociada. Paralelamente, una comisión de la ONU acusa a Israel de cometer genocidio en Gaza, acusaciones que el gobierno israelí rechaza tajantemente, calificándolas de «distorsionadas y falsas».
La situación ha generado una fuerte condena internacional. El presidente egipcio, Abdel-Fattah el-Sissi, ha descrito a Israel como «un enemigo», marcando un punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Según un oficial militar israelí, la «fase principal» de la operación en Ciudad de Gaza ha comenzado, con tropas avanzando desde las afueras hacia el centro. Se estima que entre 2000 y 3000 combatientes de Hamas permanecen en la ciudad, junto con una red de túneles utilizados por el grupo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió a Hamas de «graves problemas» si utiliza a los rehenes israelíes como escudos humanos. Mientras tanto, Israel ha confirmado haber atacado instalaciones militares de los rebeldes hutíes en el puerto de Hodeida, Yemen, argumentando que los rebeldes utilizaban el puerto para transferir armas suministradas por Irán.
Los rebeldes hutíes, por su parte, afirman haber activado sus defensas aéreas tras los ataques israelíes. La población palestina continúa evacuando en masa hacia el sur, buscando refugio de la intensificada ofensiva israelí. Muchos, sin embargo, se encuentran sin un lugar seguro adonde ir, ya que Israel ha atacado repetidamente la zona sur.
El ministro Katz ha sido enfático: Hamas debe desarmarse y liberar a los rehenes, o Gaza será destruida. «Solo necesitamos dos cosas de Hamas: liberar a todos los rehenes y desarmarse», declaró Katz. El objetivo, según el ministro, es «tomar el control de la Ciudad de Gaza porque hoy en día es el principal símbolo de gobierno de Hamas».
Mientras tanto, palestinos rescatan cuerpos entre los escombros tras los intensos ataques israelíes contra Ciudad de Gaza. Un ataque nocturno redujo a escombros un bloque residencial, causando la muerte de al menos 12 personas, incluidos niños. Los residentes describen una situación catastrófica, con bombardeos constantes que mantienen aterrorizadas a las familias.
En el ámbito internacional, la Comisión Europea se prepara para imponer nuevas sanciones a Israel por su guerra en Gaza, incluyendo la suspensión de determinadas disposiciones comerciales de los acuerdos entre la UE e Israel.
El jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, ha afirmado que «se acumulan las pruebas» de un posible «genocidio» en Gaza, exigiendo el fin de la «carnicería». Türk instó a la justicia a determinar si se trata de un genocidio, añadiendo que «el mundo entero clama por la paz». La situación en Gaza sigue siendo crítica, con un futuro incierto para sus habitantes.
