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En respuesta a una inflación creciente que afecta severamente la economía rusa, el Banco Central de Rusia (BCR) anunció un aumento en su tasa de interés de referencia, elevándola del 19% al 21%, el nivel más alto desde 2003. La medida, dirigida a contrarrestar el alza de precios, llega en medio de un contexto complicado marcado por el conflicto en Ucrania y el incremento del gasto militar.
Objetivo de control de la inflación
El BCR justificó la decisión argumentando que “un nuevo endurecimiento de la política monetaria es necesario para asegurar el regreso de la inflación al objetivo del 4%”. Según el BCR, la inflación alcanzó un 8,6% en septiembre, impulsada por el aumento del gasto público relacionado con la ofensiva en Ucrania, una cifra que dobla la meta establecida del 4%.
El impacto del conflicto y el gasto militar
Desde el inicio de la invasión a Ucrania, el gobierno ruso ha aumentado considerablemente sus gastos en defensa, beneficiando tanto a las fuerzas armadas como a empresas del sector de armamento. Este gasto ha provocado un aumento en los salarios y en el consumo de los hogares, lo cual, si bien ha fortalecido la resistencia económica de Rusia frente a las sanciones, también ha incrementado la presión sobre los precios de los bienes de consumo diario.
Según la agencia de estadísticas Rosstat, la inflación de septiembre fue del 8,63%, un aumento significativo que el BCR ya intentó frenar en septiembre elevando la tasa al 19%.
Previsiones económicas
En medio de este contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó al alza sus previsiones de crecimiento económico para Rusia, estimando que la economía se expandirá un 3,6% para fines de año. Sin embargo, se espera una desaceleración en 2025, lo que podría complicar aún más el panorama económico para los consumidores rusos.
Efectos del ajuste de la tasa de interés
Con esta medida, el BCR busca reducir las expectativas inflacionarias en medio de un déficit presupuestal proyectado que se espera tenga un impacto significativo en la economía rusa para 2024. Aun así, los efectos inmediatos de esta medida podrían implicar mayores costos para el crédito y menor acceso al financiamiento, lo cual podría afectar a las empresas y a los hogares rusos en su capacidad de consumo.
