En un cambio radical de su política exterior, Estados Unidos eliminó este viernes la designación de «terrorista» del nuevo líder sirio Ahmed al Sharaa, tras un encuentro diplomático sin precedentes en Damasco que marca el inicio de una nueva era en las relaciones entre ambos países.
Barbara Leaf, responsable de Medio Oriente en el Departamento de Estado estadounidense, encabezó la primera misión diplomática formal en Siria desde el inicio de la guerra civil en 2011. «Tras nuestras conversaciones, retiraremos el ofrecimiento de recompensa vigente durante los últimos años», anunció Leaf después de reunirse con Al Sharaa.
El nuevo dirigente sirio, quien asumió el poder tras derrocar a Bashar al Asad en una ofensiva relámpago el pasado 8 de noviembre, busca distanciarse de su pasado como líder del grupo islamista HTS y proyectar una imagen de moderación ante la comunidad internacional.
La reunión, calificada como «positiva» por fuentes del nuevo gobierno, abordó temas cruciales como la lucha contra el terrorismo y la estabilidad regional. Al Sharaa se comprometió a impedir que grupos terroristas operen desde territorio sirio, una preocupación central para Washington y sus aliados en la región.
Sin embargo, el nuevo gobierno enfrenta desafíos importantes, especialmente en el norte del país, donde continúan los enfrentamientos cerca de la estratégica ciudad de Kobane. Las tensiones entre las fuerzas kurdas y los combatientes respaldados por Turquía amenazan con desestabilizar la frágil transición política.
La comunidad internacional mantiene una postura cautelosa. Alemania, Francia y Reino Unido han enviado delegaciones a Damasco, mientras que la ONU destaca la importancia de incluir a las mujeres en la reconstrucción del país. Las recientes manifestaciones por la democracia y los derechos de las mujeres en la capital siria reflejan las aspiraciones de cambio de una población que ha sufrido más de 13 años de conflicto.
La guerra civil siria ha dejado un saldo devastador de medio millón de muertos y ha forzado a seis millones de personas al exilio, convirtiendo la reconstrucción del país en uno de los mayores retos para el nuevo gobierno.