Estados Unidos lanza una estrategia agresiva contra el comercio petrolero venezolano, imponiendo aranceles secundarios del 25% que amenazan con sacudir las relaciones comerciales internacionales y desestabilizar los flujos energéticos globales.
Impacto en los Principales Compradores
China, el socio comercial más significativo de Venezuela en el sector petrolero, se encuentra en el centro de la nueva política estadounidense. Según datos de aduanas chinas, el gigante asiático compró 1,4 millones de toneladas métricas de petróleo venezolano en 2023, representando el 69% de las exportaciones totales de crudo venezolano.
La reacción de Pekín ha sido inmediata. El gobierno chino exigió a Washington que «deje de interferir en los asuntos internos» de Venezuela, sin confirmar aún si modificará sus importaciones petroleras.
Otros Mercados Afectados
Más allá de China, otros países importantes también están bajo el escrutinio de esta medida:
- India: Importó 22 millones de barriles en 2024, con compras diarias superiores a 254.000 barriles.
- España: Recibió el 4,7% de sus importaciones de crudo de Venezuela en 2023, con Repsol manteniendo una alianza activa con Pdvsa.
Contexto de la Producción Venezolana
A pesar de las presiones internacionales, Venezuela ha logrado mantener su producción petrolera por encima del millón de barriles diarios. En febrero de 2024, produjo 1.025.000 barriles por día, apenas un 0,5% menos que en enero.
Reacciones Internacionales
El gobierno español ya ha advertido que responderá de manera «contundente» si los aranceles afectan a sus sectores productivos, señalando la posibilidad de una respuesta coordinada a nivel europeo.
Estrategia de Supervivencia
Venezuela ha logrado sostener su producción mediante alianzas estratégicas, incluyendo:
- Asistencia técnica de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC)
- Importación de diluyentes desde Irán
- Reactivación de servicios locales de exploración petrolera
Conclusión
Los aranceles de Trump representan un desafío significativo para Venezuela y sus socios comerciales, amenazando con reconfigurar los flujos energéticos globales y presionar aún más la ya delicada economía venezolana.