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La inteligencia militar ucraniana reveló este jueves que las fuerzas norcoreanas desplegadas en Rusia están sufriendo importantes pérdidas y enfrentan serios problemas logÃsticos en la región de Kursk, donde se han intensificado los combates en las últimas semanas.
Según el GUR, servicio de inteligencia militar ucraniano, los recientes ataques cerca de Novoivanovka han resultado especialmente devastadores para las unidades norcoreanas. El presidente Volodymyr Zelenskyy estimó que aproximadamente 3,000 soldados norcoreanos han sido heridos o han perdido la vida en los enfrentamientos, de un contingente total que se calcula entre 10,000 y 12,000 efectivos enviados por Pyongyang para apoyar a Moscú.
La situación en el frente se complica mientras Estados Unidos atraviesa un momento crÃtico en su apoyo militar a Ucrania. La administración Biden intenta acelerar el envÃo de ayuda militar antes de la transición presidencial en enero, cuando Donald Trump asuma el cargo.
Los combates en Kursk han mostrado resultados mixtos. Si bien las fuerzas ucranianas lograron una significativa incursión en agosto que obligó a Rusia a redistribuir sus tropas, el ejército ruso ha conseguido recuperar parte del territorio, aunque sin lograr una expulsión total de las fuerzas ucranianas.
Mientras tanto, Rusia mantiene su estrategia de ataques masivos contra infraestructura ucraniana. El reciente ataque navideño incluyó 78 misiles y 106 drones, aunque las defensas aéreas ucranianas afirman haber neutralizado una cantidad significativa de estas amenazas. El jueves, un nuevo ataque con drones contra un mercado en Nikopol dejó ocho heridos.
En una escalada de tensiones, Putin amenazó con el posible uso del nuevo misil hipersónico Oreshnik contra Ucrania, confirmando además planes para su despliegue en Bielorrusia. Como respuesta, Ucrania ha intensificado sus ataques con drones contra instalaciones militares rusas, incluyendo una reciente operación contra una planta de propelentes para misiles en la región de Rostov.
La guerra, que se aproxima a su tercer año, continúa mostrando una dinámica compleja donde ambos bandos buscan ventajas estratégicas mientras la comunidad internacional observa con preocupación la creciente participación de nuevos actores como Corea del Norte en el conflicto.
