Las delegaciones de Estados Unidos y Ucrania se reunirán el 11 de marzo en Yeda, Arabia Saudí, en un encuentro que podría definir el futuro del conflicto con Rusia. Mientras Washington busca sentar las bases para un posible acuerdo de paz, Kiev teme que la reunión sea utilizada como una estrategia de presión o concesión a Moscú.
Un panorama de tensión creciente
El encuentro ocurre en un contexto de intensificación de la ofensiva rusa sobre Ucrania, con ataques constantes a Kiev y otras ciudades. Las tropas rusas, apoyadas por soldados norcoreanos, han renovado sus intentos de recuperar Kursk, una región dentro de Rusia que Ucrania capturó el año pasado.
Las negociaciones contarán con figuras clave en ambos bandos. Por el lado estadounidense, estarán Marco Rubio, secretario de Estado, y Mike Waltz, asesor de seguridad nacional. Sin embargo, el papel más determinante lo tendrá Steve Witkoff, cercano a Donald Trump y quien recientemente sostuvo reuniones con Vladímir Putin. Ucrania, por su parte, será representada por Andriy Yermak, asesor del presidente Volodímir Zelensky, junto con su equipo de ministros y asesores militares.
Las exigencias de Ucrania
Ucrania espera asegurar compromisos estratégicos con Washington, incluyendo un acuerdo sobre el desarrollo conjunto de minerales. También propondrá un alto el fuego en el espacio aéreo y marítimo, lo que obligaría a Rusia a responder y daría margen a Estados Unidos para presionar a Putin.
No obstante, Kiev ha dejado claro que rechaza cualquier propuesta que:
- Limite su capacidad de rearmarse.
- Reconozca legalmente territorios ocupados como parte de Rusia.
- Interfiera en su política interna, como la imposición de elecciones bajo ley marcial.
El papel de Rusia y la postura de Trump
Desde el Kremlin, algunos informes sugieren que Putin podría considerar una tregua bajo ciertas condiciones, como la declaración de neutralidad de Ucrania y el rechazo a cualquier presencia de pacificadores extranjeros. Sin embargo, estas exigencias parecen inaceptables para Kiev.
Trump, por su parte, ha mantenido una postura ambigua. Si bien ha amenazado con sanciones contra Rusia, sus declaraciones han generado dudas sobre su compromiso con Ucrania. “Me resulta más difícil tratar con Ucrania… Quizás sea más fácil llegar a un acuerdo con Rusia”, afirmó recientemente.
Un desenlace incierto
El futuro de Ucrania dependerá del resultado de estas negociaciones. Si fracasan, el país podría enfrentar mayores presiones por parte de Washington y verse forzado a adoptar estrategias militares más agresivas. En palabras de un funcionario ucraniano: “Si estas conversaciones colapsan, Estados Unidos y Rusia podrían terminar imponiendo su propio acuerdo sobre nosotros.”
Las próximas horas serán decisivas para el destino del conflicto.