La convergencia entre inteligencia artificial y robótica está acelerando el desarrollo de máquinas capaces de interactuar con nuestro entorno físico, aunque su implementación masiva aún enfrenta importantes retos regulatorios y de seguridad.
Google ha dado un paso significativo al presentar una versión de su modelo Gemini diseñada específicamente para operar en el mundo real a través de robots, permitiéndoles interpretar comandos verbales y transformarlos en acciones concretas. Esta tecnología combina modelos de lenguaje avanzados con razonamiento espacial, lo que facilita la ejecución de tareas complejas como identificar y manipular objetos.
La apuesta de Google por la robótica ha experimentado altibajos en los últimos años. Aunque Alphabet, su empresa matriz, adquirió varias startups del sector, también cerró una división dedicada a robots para tareas prácticas en 2023. Sin embargo, la compañía ha retomado con fuerza esta línea de desarrollo al fusionar sus capacidades en IA con sistemas robóticos.
Un fenómeno en expansión
Esta tendencia no se limita a Google. OpenAI, que había cerrado su equipo de robótica en 2021, inició en 2024 un nuevo proyecto enfocado en robots humanoides. Por su parte, Nvidia ha señalado que la próxima gran revolución en el campo será la «IA física», centrada en dotar a los robots de mayor autonomía y comprensión espacial.
En el ámbito empresarial, startups como Figure han demostrado aplicaciones prácticas con robots humanoides capaces de recibir instrucciones para organizar objetos. Covariant, surgida de OpenAI, desarrolló un sistema similar para brazos robóticos en almacenes, lo que atrajo la atención de Amazon, que adquirió la compañía poco después de su demostración pública.
Implementación en entornos laborales y domésticos
El impacto en el mundo laboral comienza a materializarse. Figure planea fabricar 12.000 robots humanoides por año, lo que podría acelerar su adopción en fábricas y centros logísticos. Sin embargo, Agility Robotics, una de las pocas empresas con clientes que pagan por el uso de robots humanoides en Estados Unidos, debe operar sus dispositivos en áreas separadas de los trabajadores debido a la falta de estándares de seguridad claros.
El escenario doméstico presenta desafíos aún mayores. Los hogares representan entornos menos predecibles y con un nivel más alto de interacción entre humanos y máquinas. Antes de llegar a los espacios residenciales, estas tecnologías probablemente se implementarán en almacenes, hoteles y hospitales, donde pueden recibir supervisión remota.
La adopción masiva de robots con IA dependerá de múltiples factores, incluyendo la regulación, la aceptación social y la capacidad de las máquinas para desenvolverse de manera autónoma sin generar riesgos. Por ahora, las pruebas en espacios controlados son prioritarias, lo que sugiere que la llegada de robots domésticos totalmente autónomos tomará más tiempo del que algunos pronostican.