El reciente regreso de los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore tras nueve meses inesperados en la Estación Espacial Internacional (EEI) vuelve a poner de manifiesto los profundos cambios que experimenta el organismo en condiciones de microgravedad.
Un viaje que debía durar días se convirtió en meses
Lo que estaba programado como una misión de ocho días a bordo de la nave Boeing Starliner en junio de 2024 se extendió a nueve meses debido a problemas técnicos que obligaron a la nave a regresar sin ellos. Aunque ambos son astronautas experimentados, la prolongada estancia en el espacio habrá tenido efectos significativos en sus cuerpos.
Este caso nos recuerda al astronauta de la NASA Frank Rubio, quien ostentó el récord estadounidense de permanencia en el espacio con 371 días consecutivos, superado recientemente por los cosmonautas rusos Oleg Kononenko y Nikolai Chub, quienes estuvieron 374 días en órbita.
Cambios corporales en microgravedad
Deterioro muscular y óseo acelerado
Sin la constante presión de la gravedad terrestre, los efectos en músculos y huesos son dramáticos:
- La masa muscular puede disminuir hasta un 20% en solo dos semanas
- Los astronautas pueden perder entre 1% y 2% de masa ósea mensualmente
- La recuperación ósea completa puede llevar hasta cuatro años tras el regreso
Para contrarrestar estos efectos, los astronautas deben realizar 2,5 horas diarias de ejercicio intenso en la EEI, incluyendo sentadillas, peso muerto y entrenamiento cardiovascular, además de tomar suplementos dietéticos.
Cambios en la visión y el cerebro
La distribución anormal de fluidos corporales en el espacio tiene efectos importantes:
- La acumulación de líquido en la parte posterior del ojo puede provocar edema y alteraciones visuales
- Los rayos cósmicos pueden causar destellos de luz cuando impactan en la retina
- Los ventrículos cerebrales pueden hincharse y tardar hasta tres años en recuperar su tamaño normal
Un estudio realizado con el astronauta Scott Kelly demostró cambios en la conectividad neuronal relacionada con la función motora y el equilibrio, consecuencia lógica de adaptarse a un entorno sin arriba ni abajo.
Alteraciones genéticas y microbiológicas
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue el efecto sobre los telómeros, estructuras que protegen nuestro ADN:
- Los telómeros se alargan significativamente durante el vuelo espacial
- Al regresar a la Tierra, estos se acortan rápidamente
- Los astronautas presentan más telómeros cortos después del vuelo que antes
La exposición a la radiación cósmica puede dañar el ADN, y se han observado cambios en la expresión génica relacionados con la formación ósea y la respuesta inmunitaria.
Estudios recientes también han revelado diferencias de género en la respuesta a las condiciones espaciales, con los hombres mostrando mayor alteración en su actividad genética y recuperación más lenta tras regresar a la Tierra.
La importancia de estos estudios para el futuro
Esta información resulta fundamental para las futuras misiones espaciales de larga duración, especialmente considerando que un viaje de ida y vuelta a Marte podría durar más de tres años según los planes actuales.
El desafío no solo estará en diseñar naves espaciales adecuadas, sino también en desarrollar protocolos médicos y de entrenamiento que minimicen los efectos adversos de la microgravedad en el cuerpo humano durante exploraciones cada vez más ambiciosas del Sistema Solar.