La selección boliviana de fútbol vivió una pesadilla en Venezuela después de su partido por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026. El régimen de Nicolás Maduro impidió que el vuelo chárter que debía trasladar al equipo de regreso a Bolivia despegara del aeropuerto de Maturín, dejando a jugadores y cuerpo técnico varados y sin explicaciones. Este incidente ha generado indignación y ha puesto de manifiesto las tensas relaciones entre ambos países.
Según la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), la delegación contaba con todos los permisos y la documentación necesaria para el vuelo, pero las autoridades venezolanas no autorizaron la salida del avión. Tras horas de espera en el aeropuerto, el plantel se vio obligado a regresar al hotel en plena medianoche, frustrando sus planes de descanso y preparación para el próximo partido contra Chile.
El director técnico de la selección boliviana, Óscar Villegas, reveló que ya anticipaban problemas. «Ya lo sabíamos. Hablamos con el ministro de Gobierno hace una semana y le pedimos que dialogara con el gobierno de Venezuela para que nos dejen salir», declaró, evidenciando la preocupación previa ante posibles obstáculos.
Harold Howard, responsable de logística y seguridad de la delegación, calificó la situación como un acto de hostilidad y sabotaje. Denunció que las autoridades venezolanas argumentaron un supuesto alto tráfico aéreo, a pesar de que solo había dos aviones aterrizando en el aeropuerto. Este incidente se suma a una serie de atropellos y obstáculos que el régimen de Maduro ha infligido a delegaciones extranjeras, generando tensión e incertidumbre.
La comunidad deportiva y política boliviana ha exigido respuestas y acciones inmediatas por parte de las autoridades nacionales. La FBF informó que, a las 02:00 de la madrugada del sábado, la delegación seguía varada debido a la negativa de las autoridades aeroportuarias venezolanas. El vuelo estaba programado para llegar a La Paz alrededor de las 05:00 (hora local), pero la decisión del régimen venezolano alteró por completo la logística y afectó el descanso de los jugadores, que tenían previsto entrenar esa misma tarde.
Periodistas que acompañaban a la delegación confirmaron la incertidumbre y el malestar. La reprogramación del partido, inicialmente previsto para el jueves y luego cambiado al viernes, también generó sospechas sobre una posible intención de perjudicar a Bolivia, que compite con Venezuela por un puesto en el repechaje mundialista.
Deportivo, el incidente ocurre tras la derrota de Bolivia 2-0 ante Venezuela en Maturín, un resultado que consolida a la Vinotinto en la zona de clasificación y aleja las esperanzas mundialistas de la selección boliviana. Un error defensivo y un gol de Salomón Rondón sellaron la victoria para los locales, que dominaron el encuentro con el apoyo de su afición.
Este incidente ha exacerbado aún más las tensiones entre Bolivia y Venezuela, y ha generado una ola de críticas contra el régimen de Maduro por su trato a la delegación deportiva boliviana. La comunidad internacional observa con preocupación estos hechos, que ponen en entredicho la transparencia y las garantías que debe ofrecer un país anfitrión.