En un giro dramático que recuerda a los días más tensos de la Guerra Fría, Corea del Sur y Corea del Norte han reavivado sus hostilidades, esta vez con altavoces de propaganda como armas principales. Este domingo, Seúl reactivó sus transmisiones anti-Pyongyang a lo largo de la frontera fuertemente militarizada, en respuesta a una insólita agresión norcoreana: el envío de más de 1.000 globos cargados de basura y estiércol.
La escalada comenzó cuando activistas surcoreanos lanzaron globos con folletos críticos hacia el régimen de Kim Jong-un, un acto que Pyongyang considera una grave afrenta. En represalia, Corea del Norte respondió con su propia campaña de globos, describiendo sus acciones como un «ojo por ojo». Ahora, el ejército surcoreano ha detectado que el Norte está instalando sus propios altavoces, lo que podría intensificar esta guerra de palabras y música.
Kim Yo Jong, la influyente hermana del líder norcoreano, advirtió que estas acciones son un «preludio a una situación muy peligrosa», amenazando con una «nueva respuesta» si continúan las transmisiones. Por su parte, Seúl ha declarado que cualquier escalada será responsabilidad exclusiva de Corea del Norte.
Esta táctica de propaganda sonora no es nueva. En 2015, una situación similar llevó a un intercambio de fuego de artillería. Ahora, con la tensión en aumento, el mundo observa con preocupación cómo esta batalla auditiva podría desencadenar un conflicto más grave en una de las fronteras más volátiles del planeta.