En un movimiento que sacude los cimientos de la política estadounidense, Silicon Valley, bastión tradicional del progresismo y cuna de la innovación tecnológica, está experimentando una metamorfosis política. Multimillonarios e inversores influyentes, otrora firmes defensores del Partido Demócrata, están cambiando de rumbo y apoyando abiertamente a Donald Trump, incluso después de su reciente condena penal.
El epicentro de este terremoto político es un evento de recaudación de fondos organizado por David Sacks, inversor de renombre, en su mansión de San Francisco. Con entradas que alcanzaron los US$300.000, el evento no solo llenó las arcas de la campaña de Trump, sino que también desafió la narrativa predominante en la región. «Nadie está entusiasmado con Biden», declaró Sacks, sugiriendo un desencanto generalizado con la administración actual.
Este movimiento no es un fenómeno aislado. Elon Musk, el hombre más rico del mundo según Forbes, no solo reintegró a Trump en X (anteriormente Twitter) sino que también arremetió contra Biden llamándolo «títere de calcetín». La pregunta ahora es: ¿está Silicon Valley, corazón de la innovación global, a punto de convertirse en un inesperado aliado de Trump en 2024?