Inquietudes sobre la economía y el costo para los consumidores
Los senadores republicanos están expresando una creciente preocupación sobre los efectos de los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump, una política que ya está generando presión sobre fabricantes, agricultores y consumidores en Estados Unidos.
Durante una audiencia en el Senado esta semana, el Representante de Comercio Jamieson Greer fue blanco de duros cuestionamientos por parte de los legisladores republicanos, quienes alertaron sobre el impacto negativo de los aranceles en distintos sectores productivos del país. “¿A quién puedo culpar si esto resulta ser un error?”, preguntó el senador Thom Tillis, reflejando el malestar interno dentro del partido.
Tensión entre respaldo político y realidades económicas
Aunque varios senadores reconocieron que el expresidente Trump tenía razón al enfrentar las prácticas comerciales injustas de países como China, también exigieron una evaluación más profunda sobre los efectos de largo plazo. Tillis, que busca la reelección en Carolina del Norte —un estado con fuerte presencia manufacturera—, advirtió que los aumentos de precios y despidos podrían afectar gravemente a su electorado.
El senador de Montana, Steve Daines, advirtió sobre el riesgo inflacionario de los aranceles, mientras que su colega de Oklahoma, James Lankford, relató cómo una empresa de su estado, que trasladó su producción de China a Vietnam, ahora se ve atrapada nuevamente por las nuevas tarifas.
Trump minimiza críticas y se jacta de su estrategia
Mientras tanto, Trump defendió su estrategia en un evento privado, asegurando que los aranceles serían “legendarios” y advirtiendo que el Congreso no debería interferir en sus negociaciones. “Si el Congreso toma el control de la negociación, vendan a Estados Unidos rápido porque van a quebrar”, dijo el expresidente.
Los comentarios provocaron más incomodidad entre los legisladores republicanos, quienes, aunque no quieren enfrentarse directamente a Trump, empiezan a promover iniciativas para controlar su poder. El senador Chuck Grassley presentó un proyecto de ley que devolvería al Congreso la facultad de revisar y aprobar nuevos aranceles, aunque la Casa Blanca ya advirtió que Trump vetaría dicha legislación.
Dudas sobre el liderazgo y la estrategia
Varios senadores también expresaron su frustración ante la falta de claridad sobre quién dirige realmente la estrategia comercial en la Casa Blanca. El senador John Kennedy dijo que no ha podido dar respuestas claras a los empresarios de su estado, y reconoció el caos generado por una política que, aunque con buenas intenciones, ha sido ejecutada con señales contradictorias.
“Espero que el presidente acepte un buen acuerdo si lo tiene frente a él”, dijo Kennedy, comparando a Trump con “un pitbull que atrapó el coche”. Aunque apoya los objetivos del expresidente, cuestionó la viabilidad de seguir aumentando aranceles sin generar consecuencias económicas graves.
Un Partido Republicano dividido ante el futuro económico
A pesar de las tensiones, algunos republicanos como el representante Ralph Norman insisten en que el dolor económico es temporal y necesario. Sin embargo, el creciente número de voces críticas dentro del Partido Republicano refleja una fractura interna que podría tener implicaciones políticas de largo plazo.
La presión sobre Trump aumenta, y la incertidumbre sobre los efectos reales de su política arancelaria continúa afectando al mercado y a millones de estadounidenses que ya están sintiendo el golpe en sus bolsillos.