Durante décadas, la WWDC (Worldwide Developers Conference) ha sido el escenario donde Apple brillaba sin competencia. Era el momento en que la compañía de Cupertino deslumbraba a desarrolladores, prensa y usuarios con innovaciones que marcaban tendencia. Sin embargo, la edición de este año marca un punto de inflexión: Apple enfrenta su evento más complicado en la historia reciente, con la credibilidad en entredicho y una audiencia más escéptica que nunca.
Apple y la promesa incumplida de la IA
La palabra clave principal este año es “credibilidad”. Hace un año, Apple prometió una revolución con Apple Intelligence y una nueva Siri potenciada por inteligencia artificial. Los vídeos promocionales mostraban una IA capaz de comprender el contexto personal, anticipar necesidades y ejecutar tareas complejas entre aplicaciones. Sin embargo, esas funciones estrella han sido pospuestas o, directamente, aplazadas sin fecha.
Mientras tanto, competidores como ChatGPT, Claude y Gemini siguen avanzando a un ritmo vertiginoso, dejando a la IA de Apple en un papel anecdótico. El anuncio de los retrasos llegó con la discreción de quien no quiere hacer ruido sobre un fracaso, y la percepción pública se ha resentido.
Un público menos paciente y más exigente
La audiencia de Apple ya no es la misma. Los desarrolladores, históricamente fieles, han perdido la paciencia tras años de promesas incumplidas y políticas restrictivas. Casos como la batalla legal con Epic Games y las presiones de la Unión Europea para cambiar las reglas de la App Store han erosionado la imagen de Apple como líder innovador.
Las comisiones del 30% en la App Store, antes vistas como el precio del paraíso tecnológico, ahora son percibidas como un peaje abusivo. La devoción ciega ha dado paso a un escepticismo informado: los antiguos evangelistas ahora son críticos que aplauden los aciertos, pero no dudan en señalar los errores.
Un examen de credibilidad, no una exhibición de poder
Esta WWDC 2025 no será otra exhibición de poderío, sino un verdadero examen de credibilidad para Apple. La empresa ya no puede permitirse prometer lo que no puede entregar ni confiar en la inercia de su historia. El público exige resultados tangibles, innovación real y transparencia.
El ocaso de la “cultura Apple” no significa el fin de la compañía, sino su maduración forzosa. Apple debe aprender a ser un gigante responsable, capaz de responder a las expectativas de usuarios y desarrolladores sofisticados. Paradójicamente, este desafío puede ser la mejor oportunidad para que Apple recupere su liderazgo, demostrando que aún sabe innovar y sorprender sin engañar.
Conclusión
La WWDC 2025 representa un punto de inflexión para Apple. Más que nunca, la empresa debe convencer a una audiencia informada y exigente de que sigue siendo capaz de liderar la industria tecnológica. El éxito de este evento no dependerá solo de los anuncios, sino de la capacidad de Apple para recuperar la confianza y demostrar que puede cumplir lo que promete.