La reciente amenaza de Trump de imponer aranceles del 25% a productos mexicanos pone en riesgo el prometedor fenómeno del nearshoring en México, justo cuando el país se había posicionado como destino preferente para empresas que buscan alejarse de China.
A pesar de que la presidenta Sheinbaum logró un aplazamiento de un mes en la aplicación de los aranceles, la incertidumbre ya está afectando las decisiones de inversión. Expertos advierten que esta inestabilidad podría frenar el impulso que México había ganado como hub manufacturero en los últimos años.
«Una guerra comercial de este tipo genera costos muy altos para los consumidores en Canadá, EE.UU. y México», advierte el Dr. Jesús Rubio Campos, investigador del Colegio de la Frontera Norte, quien señala que estas medidas podrían provocar «una desaceleración económica y una caída en el empleo».
La inversión extranjera directa en México alcanzó casi 36.000 millones de dólares entre enero y septiembre de 2024, impulsada principalmente por empresas estadounidenses y asiáticas que buscaban alternativas a la producción en China. Sin embargo, este dinamismo podría verse comprometido por la actual política comercial de Washington.
Hans Blomeier, representante de la Fundación Konrad Adenauer en México, es tajante: «Lo que está haciendo Trump es poner en duda la vigencia del bloque comercial norteamericano, porque introducir aranceles del 25% es de facto eliminar el T-MEC».
Los expertos coinciden en que la solución podría estar en la renegociación del T-MEC, prevista para 2026. Sin embargo, esta dependerá de alcanzar acuerdos sobre temas espinosos como la migración irregular y el narcotráfico, que Trump ha convertido en condicionantes de la política comercial.
El optimismo inicial por el nearshoring ya muestra signos de agotamiento. Blomeier señala que existe un «desencanto» creciente, agravado por desafíos internos como la violencia, el déficit en energía limpia y la controversial reforma judicial: «No se han retirado empresas de México, pero tampoco han llegado inversiones nuevas sustanciales».
La estabilidad del comercio norteamericano pende ahora de un hilo, mientras México busca mantener su atractivo como destino de inversión en un contexto cada vez más complejo y volátil.