Un reciente debate en «Infobae en Vivo» puso de manifiesto la importancia de gestionar adecuadamente el tiempo de ocio para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida. Emmanuel Ferrario, docente universitario de economía del comportamiento y legislador de la Ciudad de Buenos Aires, planteó reflexiones fundamentales sobre cómo aprovechamos nuestro tiempo libre y el impacto que tiene en nuestra salud.
«El tiempo libre es ese espacio que nos queda después de trabajar y dormir, y no todo el mundo es consciente de la importancia que tiene», explicó Ferrario durante su intervención con los periodistas Gonzalo Sánchez, Cecilia Boufflet, Carolina Amoroso y Ramón Indart.
La trampa de la productividad constante
Ferrario señaló que la sociedad moderna vive atrapada en «la necesidad constante de estar ocupada», lo que impide disfrutar plenamente del tiempo de ocio. Recordó la predicción de Keynes en 1930, quien estimaba que para 2030 solo trabajaríamos 15 horas semanales gracias a los avances tecnológicos. Sin embargo, «la productividad aumentó, pero el tiempo libre no», afirmó el legislador.
Impacto en la salud física y mental
Un estudio citado por Ferrario, publicado en Psychology Today y realizado en China, Estados Unidos, India y Francia con 1300 participantes, demostró que quienes no valoran el ocio tienden a experimentar mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión.
«El estrés crónico, la ansiedad y las enfermedades cardiovasculares están estrechamente relacionados con la falta de descanso adecuado», advirtió el experto, destacando la importancia de tomar conciencia sobre cómo administramos nuestro tiempo.
El tiempo ideal de ocio
Una investigación realizada en 2024 por las Universidades de California y Pensilvania, que entrevistó a 27.000 estadounidenses, concluyó que las personas necesitan «entre dos y tres horas diarias de tiempo libre, sin sentir culpa» para sentirse verdaderamente satisfechas y regeneradas.
Ciudades diseñadas para el bienestar
Ferrario también abogó por diseñar ciudades que favorezcan el bienestar de sus habitantes, con «parques, plazas deportivas y lugares de encuentro», considerando que este enfoque no solo mejora la calidad de vida sino que también tiene un impacto directo en la salud pública.
«No todo tiene que ser productivo. A veces, hacer ‘nada’ es la mejor forma de desconectar y regenerarse», concluyó el docente, invitando a repensar nuestra relación con el tiempo libre y el ocio en una sociedad cada vez más demandante.