Cada mañana se repite la misma escena en millones de hogares: ¿preparar café o una taza de té? Esta decisión matutina va más allá del gusto. Ambas bebidas tienen múltiples propiedades, pero ¿cuál es realmente mejor para nuestro organismo?
Café: energía y alerta inmediata
El café es una de las bebidas más consumidas en Occidente. Su principal componente activo, la cafeína, actúa como estimulante del sistema nervioso central, ayudando a mejorar la concentración, el estado de alerta y el rendimiento cognitivo a corto plazo.
Además, el café contiene ácido clorogénico, un compuesto con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que ayuda a proteger las células del cuerpo.
Sin embargo, el consumo excesivo de café puede provocar efectos secundarios como nerviosismo, insomnio o aumento del ritmo cardíaco. Por eso, los expertos recomiendan tomarlo con moderación.
Té: beneficios antioxidantes y una «alerta tranquila»
Aunque muchos creen que el té contiene “teína”, lo cierto es que esta sustancia no es diferente de la cafeína. La diferencia radica en la cantidad y la forma en que se absorbe en el cuerpo, lo que genera un efecto más suave y prolongado.
Existen varios tipos de té, todos provenientes de la planta Camellia sinensis: té verde, negro, blanco y oolong. Cada uno ofrece beneficios distintos, siendo el té verde el más destacado por su alto contenido en antioxidantes como las catequinas, que protegen el sistema cardiovascular y ayudan a prevenir enfermedades crónicas.
Además, el té verde contiene L-teanina, un aminoácido que promueve la relajación sin causar somnolencia. Esto genera una sensación de concentración tranquila, ideal para quienes buscan equilibrio sin perder energía.
El té negro y sus aportes
El té negro contiene más cafeína que el verde, por lo que su efecto estimulante es más cercano al del café. Se ha asociado con mejoras en la memoria y la función cognitiva, así como con beneficios para la salud cardiovascular, como la reducción del colesterol LDL.
¿Y las infusiones?
No todo lo que se llama «té» lo es en realidad. Infusiones como manzanilla, rooibos, menta o tilo no contienen cafeína, pero sí poseen otros beneficios, como efectos digestivos o relajantes.
¿Cuál es mejor?
La respuesta es simple: depende de ti. Si necesitas un impulso fuerte e inmediato, el café puede ser tu aliado. Si prefieres una energía más sostenida, junto a propiedades antioxidantes y calmantes, el té verde puede ser tu mejor opción.
Ambas bebidas, consumidas con moderación, aportan beneficios a la salud y pueden convivir perfectamente en tu rutina diaria.