Estados Unidos vetó este miércoles en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza y el acceso sin restricciones de ayuda humanitaria, profundizando la crisis humanitaria y política en la región. La votación, con 14 votos a favor y el único voto en contra de Estados Unidos, marca la primera vez que la administración de Donald Trump ejerce su poder de veto en una resolución crítica con Israel desde el inicio del conflicto en Gaza el 7 de octubre de 2022.
La resolución, presentada por los diez miembros no permanentes del Consejo de Seguridad (conocidos como el grupo E10), buscaba un consenso amplio a través de un lenguaje cuidadosamente calibrado. Aunque el texto evitaba críticas directas a Israel, su llamado a un alto el fuego incondicional y la eliminación de todas las restricciones a la ayuda humanitaria, junto con la demanda de liberación de los rehenes israelíes por parte de Hamás, no logró superar la objeción estadounidense. El preámbulo de la resolución, que instaba a la «retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza», podría haber sido un punto de fricción clave para Washington.
Esta es la sexta vez que Estados Unidos veta una resolución relacionada con Israel en el Consejo de Seguridad desde el inicio de la guerra en Gaza, incluyendo la petición palestina de adhesión a la ONU. El veto subraya la continua y firme defensa de Estados Unidos hacia Israel en medio de la creciente presión internacional para un cese de hostilidades y un mayor acceso humanitario al territorio palestino.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Dorothy Shea, defendió la decisión de su país, argumentando que la resolución no abordaba suficientemente la necesidad de condenar a Hamás y su papel en el conflicto. Shea también señaló que un alto el fuego inmediato podría obstaculizar los esfuerzos diplomáticos en curso liderados por Qatar, Egipto y Estados Unidos para lograr una paz duradera. La representante estadounidense reiteró el compromiso de su país con una solución de dos Estados, pero insistió en que cualquier resolución del Consejo de Seguridad debe reflejar las realidades complejas sobre el terreno.
La reacción internacional al veto estadounidense no se hizo esperar. Muchos países expresaron su decepción y preocupación por el impacto humanitario en Gaza. Organizaciones de derechos humanos criticaron la decisión, argumentando que prioriza la política sobre la vida de civiles inocentes. La Autoridad Palestina calificó el veto como una «bofetada» a la comunidad internacional y un obstáculo para la paz.
La situación en Gaza sigue siendo crítica, con una grave escasez de alimentos, agua y suministros médicos. La infraestructura básica ha sido devastada por los combates, y cientos de miles de personas han sido desplazadas de sus hogares. La ONU y otras organizaciones humanitarias han advertido sobre el riesgo inminente de hambruna y el colapso del sistema de salud en la Franja de Gaza.
El futuro de los esfuerzos de paz en la región es incierto. Si bien las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás, mediadas por Qatar, Egipto y Estados Unidos, continúan, el veto estadounidense en la ONU complica aún más el panorama. La comunidad internacional enfrenta el desafío de encontrar una manera de romper el estancamiento diplomático y garantizar la protección de los civiles en Gaza y el avance hacia una solución política justa y duradera.