El estrecho de Ormuz es una vía marítima estratégica y vital para el mercado mundial del petróleo y el gas natural licuado (GNL). Esta estrecha franja de agua, con sólo 29 millas náuticas de ancho en su punto más angosto, conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el Mar Arábigo, y canaliza cerca de un tercio del petróleo transportado por mar a nivel global, así como una quinta parte del comercio mundial de GNL.
En 2023, aproximadamente 20 millones de barriles diarios de crudo y productos refinados pasaron por el estrecho, lo que representa casi el 30% del comercio mundial total de petróleo. La mayor parte de este volumen, alrededor del 70%, se destinó a Asia, con China, India y Japón como principales receptores. Aunque existen oleoductos alternativos, su capacidad es limitada y sólo pueden desviar alrededor de 4,2 millones de barriles diarios, una cuarta parte del volumen típico que transita por Ormuz.
La vulnerabilidad del estrecho es crítica porque cualquier interrupción prolongada afectaría no sólo a los envíos de los principales productores del Golfo Pérsico (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Irak y Qatar), sino también a la mayor parte de la capacidad de producción mundial excedentaria, que se concentra en esta región. Además, el mercado de GNL está aún más expuesto, ya que todas las exportaciones de gas natural licuado de Qatar y Emiratos Árabes Unidos deben pasar por Ormuz, sin rutas alternativas viables. Esto podría restringir gravemente el suministro mundial, especialmente a Asia y Europa.
El recrudecimiento de las tensiones entre Israel e Irán ha generado temores sobre un posible cierre del estrecho, lo que ya ha provocado aumentos significativos en los precios del petróleo. Un cierre total es considerado un escenario de baja probabilidad, pero la sola amenaza genera volatilidad en los mercados energéticos. Analistas advierten que una interrupción prolongada podría hacer subir los precios del crudo Brent hasta los 120 dólares por barril, debido a la inaccesibilidad de la capacidad de reserva de la OPEP en el Golfo Pérsico y la concentración del flujo de petróleo en esta ruta.
En resumen, el estrecho de Ormuz es un punto de estrangulamiento petrolero crucial cuya seguridad es fundamental para la estabilidad del mercado energético global. Cualquier interrupción en esta vía tendría consecuencias graves para el suministro y los precios del petróleo y el gas natural licuado a nivel mundial.